Editorial N° 230: MIGRANTES EN RIESGO

El aumento de personas venezolanas viviendo en Perú ha generado preocupación entre algunos compatriotas por sus efectos en el mercado laboral y por el cambio en el panorama social. Sin embargo, ¿qué tan “alarmante” es esta situación? Tenemos algunas respuestas que compartir, pero antes debemos señalar que resultan paradójicos este tipo de preocupaciones en un país que tiene el 10% de sus nacionales en el exterior. Efectivamente, son aproximadamente 2’885,787 (INEI-OIM) las y los peruanos que viven fuera de nuestro país, superando algunos flujos las 700 mil personas (Estados Unidos).
Sobre la preocupación ciudadana por el impacto de la migración venezolana, podemos señalar que la alarma social es tan entendible como infundada, pues desconoce el aporte que las y los migrantes ha generado en el Perú, e impide dar cuenta de los compromisos internacionales que ha asumido el Estado peruano. Nuestra historia es expresión de importantes flujos migratorios, muchos de los cuales no fueron realizados en libertad, como es el caso de la migración china, japonesa y africana. La integración de estos colectivos permitieron que elementos tan valorados como nuestra gastronomía sean parte de nuestra identidad.
El error más frecuente es considerar que la migración venezolana hacia Perú es significativa. La propia experiencia peruana ha demostrado que en situaciones de crisis de cualquier índole, la movilidad de personas es una respuesta natural, pues se busca protección y mejores condiciones de vida. Lo cierto es que, según un último reporte de Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en base a estadísticas oficiales, son 27,905 venezolanos los que han obtenido un permiso temporal de permanencia (al 3 de febrero). Este número de personas en movilidad, al igual que el número de personas que han solicitado refugio, todavía no supera el número de peruanas y peruanos que se movilizaron hacia Venezuela durante los años 80 y 90, donde se estima viven en 95 mil compatriotas.
La preocupación se desdibuja aún más al preguntarnos si acaso el Perú es su destino final. Lo cierto es que la OIM ha informado que la mayoría de venezolanos que dejan Venezuela tienen a Chile (79.6%) y Argentina (19.8%) como países de destino final. Asimismo, se relativiza más esta preocupación cuando se analiza la participación de los migrantes venezolanos en el mercado laboral, que está concentrada en ocupaciones elementales (cocina, limpieza, etc.), servicios y venta en comercios y mercados; y, en menor medida, venta de productos artesanales, electricidad y las telecomunicaciones.
Todo este imaginario colectivo, basado en la escasa información, impide prestar atención a la situación de desprotección que enfrentan los colectivos migratorios como el venezolano. Si bien no necesariamente se ha generado reacciones masivamente xenófobas, existe el riesgo de un aprovechamiento político y/o social que generen mayores riesgos para quienes ya están enfrentando los riesgos propios de un tránsito con escasa seguridad y la falta de redes sociales de soporte para su integración en los países donde deben residir.
El Estado debe brindar protección internacional, basada en sus compromisos internacionales, y en cierta medida lo viene haciendo, pero con medidas temporales. Sin embargo, poco se sabe de las medidas que se están adoptando para brindar la protección internacional complementaria que extiende la protección que se debe brindar a toda persona refugiada, a aquellas personas que por su vulnerabilidad también lo necesitan. En ese sentido, corresponde saber cuánto ha avanzado la implementación de la calidad migratoria humanitaria.
Pero esta protección también se debe extender a medidas específicas propias de situación de vulnerabilidad. En ese sentido, es necesario controles migratorios eficientes, que puedan servir para identificar víctimas de trata o de tráfico ilícito de migrantes, servicios de información y de acompañamiento, rutas de atención y protección, entre otras medidas deben ser implementadas. Pero estas medidas no deben ser reactivas, sino permanentes. Y deben también provenir desde la sociedad civil, generando opciones de albergue, de acceso a trabajos seguros, y principalmente apoyando la integración de las personas migrantes e identificando aquellos casos donde la persona puede estar viviendo en la explotación. Superemos nuestros prejuicios y reemplacémoslos por empatía, tolerancia y fraternidad.

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"El estado no tiene presupuesto para la lucha contra la trata"

Jorge Chávez Cotrina, coordinador de las fiscalías especializadas contra el crimen organizado, comenta que los jueces interpretan este delito como proxenetismo y eso es un gran error


(El Comercio, 06.03.2018)

El fiscal superior explica la problemática de la trata en el Perú y las dificultades para prevenirla y enfrentarla.

—¿Cuál es la situación de este delito en el país?
Existe un gravísimo problema de trata de menores, sobre todo vinculado a la explotación sexual. Enfrentarlo es uno de los más grandes retos del Ministerio Público. Hace dos años creamos el sistema de las fiscalías de lucha contra la trata de personas. Están en Tumbes, Iquitos, Tacna, Madre de Dios, Puno, Cusco, Lima y Callao.

—¿Por qué en estas regiones?
Normalmente, la trata de personas está vinculada a otros delitos [presentes en estas regiones]. Entre ellos, están el narcotráfico y la minería ilegal, en la que hombres buscan tener relaciones. Hay que recordar que las víctimas de trata tienen un perfil. El tratante no busca cualquier joven o niña. Las víctimas son de poblaciones vulnerables.

—¿Desde la desarticulación de La Agencia, una red de explotación tacneña, en febrero del 2017, qué tanto se ha avanzado?
Hemos realizado operaciones en varias regiones. Uno de los últimos golpes fue el de una organización criminal de Lima y Arequipa [caso de Las Mamis de Ceres]. La trata no es un delito que lo comete una sola persona. Es realizada por una organización criminal. Es un delito que perdura en el tiempo y que tiene fases en su consumación. Necesitan una estructura y división de roles entre sus integrantes. Para desarticular estas organizaciones, se hace inteligencia.

—¿Por qué solo tres de cada cien acusados de trata son sentenciados?
Este es un grave problema. Los jueces aún no han podido, o querido, entender la trata de personas. Se interpreta que no hay trata, sino proxenetismo. El fiscal de Madre de Dios me dice: “Nosotros vamos por trata, pero los jueces por proxenetismo” y entonces se suelta al detenido. Pero ya hubo un encuentro de jueces donde se ha invitado a fiscales de trata para que expliquen la problemática y el tipo penal. Espero que el delito se entienda mejor.

—En las organizaciones hay muchas mujeres involucradas. 
Lamentablemente, en una gran mayoría de casos las organizaciones están integradas por mujeres. Muchas de ellas han sido víctimas de trata. Con los años se convierten en tratantes.

— ¿Qué más se puede hacer para prevenir la trata?
Para combatir la trata, debemos empezar por la prevención. Tiene que estar articulada entre varios ministerios, la sociedad en general y los medios de comunicación. El único diario que veo que se está preocupando por estos temas es El Comercio. Si usted ve televisión, no va a encontrar un solo spot de cómo prevenir la trata, ni siquiera en el canal del Estado.

— ¿Siente que hay apoyo para combatir la trata?
El Estado no tiene un presupuesto para la lucha contra la trata. Cada institución la enfrenta con su presupuesto ordinario. Tenemos que rescatar a la víctima desde el punto psicológico y médico, no solo físico. No hay albergues especializados en esto. Estamos buscando la manera de generar un presupuesto para crear estos albergues.

Vía El Comercio
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Evitar la desaparición para prevenir la explotación, por Luis Enrique Aguilar


(El Comercio, 04.03.2018)

Bruno (2011) y Jimena (2018) son dos nombres que no deberemos olvidar. Ambos deben formar parte de nuestra memoria colectiva y hay que recordarlos cada vez que desaparezca una persona menor de edad. Por supuesto, sus trágicas historias son expresión de una escalofriante realidad. Según la información sistematizada por CHS Alternativo, entre los años 2008 y 2016 desaparecieron 34.216 personas (más de 10 desapariciones diarias), historias que corresponden a niñas, niños y adolescentes, pero también a personas con capacidades diferentes, adultas mayores, entre otras. De estas, el 2016 solo pudo identificarse el paradero del 23% de desaparecidos de ese año.

El Estado ha reaccionado frente a la preocupación pública y a sus propios errores. El caso de Bruno generó la aprobación de le Ley 29685, que establece que la policía debe recibir y tramitar la denuncia de desaparición en forma inmediata, sin esperar 24 horas de la desaparición (la familia del niño no pudo presentar su denuncia). Ahora, la desaparición y el asesinato de Jimena han generado la decisión de implementar un sistema de alerta pública, siguiendo una práctica de otros países: la alerta Amber. Esta iniciativa es difícil de cuestionar, pero también de implementar.

La desaparición de una persona necesita ser conocida por la ciudadanía para facilitar su ubicación. Pero una medida de este tipo debe implementarse con cuidado y coherencia, evitando caer en la añeja práctica de “construir sin invertir”. Que el Estado haya centrado su preocupación en la urgencia de esta alerta y esté involucrando al sector privado es completamente razonable. Pero también es válido preguntarse cómo va a implementar esta medida para que sea eficaz, al menos mucho más que la Ley 29685. Por ejemplo, surgen preguntas como: ¿La alerta será emitida para todos los casos de desaparición de personas comprendidos en la ley? ¿Las empresas privadas estarán obligadas a difundir la alerta o será una iniciativa voluntaria? ¿Qué información y características tendrá la alerta? ¿Podrá oponerse la familia a la difusión de la alerta? ¿Quién autorizará finalmente su emisión? ¿Cuánto tiempo tendrá la autoridad para decidir emitir la alerta? ¿Contamos con la tecnología necesaria?

Cada interrogante ha tenido una respuesta diferente en los países que han implementado este tipo de alerta. Pero en los casos más exitosos esta medida es acompañada del fortalecimiento de toda la capacidad estatal necesaria para hacer frente al problema, especialmente de la investigación policial. Para el caso peruano, deberemos al menos: aumentar el personal especializado y volver realidad la búsqueda nacional; dotar de la tecnología necesaria a las autoridades a cargo; registrar adecuadamente la información y analizarla constantemente; facilitar la geolocalización de la persona desaparecida cuando cuenta con un celular; facilitar acceder rápidamente a sus cuentas en redes sociales, entre otras múltiples medidas. Asimismo, también se necesitan procedimientos, protocolos, autorizaciones, coordinaciones, entre otras medidas.

Así pues, la respuesta debe ser integral, y para que lo sea también es necesario analizar la relación entre la desaparición de personas y otros fenómenos sociales. Uno de los más preocupantes es la explotación de personas con fines sexuales, que involucra la trata de personas y otras formas de explotación que buscan comerciar con la sexualidad de menores de edad. CHS Alternativo ha podido constatar a lo largo de 9 años que muchos casos de desaparición de personas menores de edad eran finalmente situaciones de explotación sexual. Estas circunstancias se han evidenciado también por la correlación entre el número y características de las víctimas de explotación sexual menores de edad.

Por ejemplo, se calcula que el 80% de las víctimas de trata de personas son mujeres, la mayoría con fines de explotación sexual. Cifra cercana al porcentaje de mujeres desaparecidas según el portal del Estado (www.teestamosbuscando.pe), donde puede constatarse que de los casos registrados, el 90% corresponde a mujeres. De ellas el 56% tenía entre 15 y 18 años; porcentaje similar al que calculara el Ministerio Público el año 2015 para los casos de víctimas de trata de personas (50%).

Estos son indicios y no conclusiones, pero si estas coincidencias son expresión de la relación entre la desaparición y la explotación, el Estado probablemente logre disminuir los números de personas desaparecidas y, a la vez, los casos de trata de personas o explotación sexual de niñas, niños o adolescentes.

*El autor es subdirector de CHS Alternativo, ONG especializada en temas de trata de personas, explotación sexual de menores y explotación laboral infantil.

Vía El Comercio
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El Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo será sede de la muestra fotográfica sobre trata de personas “De la ilusión al infierno”


La muestra fotográfica “De la ilusión al infierno” busca sensibilizar a la población sobre la realidad que existe detrás de la trata de personas, mostrando la afectación en sus derechos de mujeres que representan a víctimas que fueron engañadas o seducidas para luego ser explotadas. Según cifras del Ministerio Público, asciende a casi un 80 % del total de víctimas de trata de personas.

Explotación sexual, explotación laboral, trabajo forzoso y otras finalidades de la trata de personas serán mostradas en 33 fotografías que serán expuestas en el pasaje Zela del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (Av. Salaverry 655, Jesús María) entre el 1 y el 16 de marzo del presente año entre las 9:00 am y 4:00 pm.

Esta muestra es presentada a raíz de un convenio firmado entre CHS Alternativo y el Programa Impulsa Perú del MINTRA, que tiene la finalidad de desarrollar actividades conjuntas que contribuyan a la mejora y/o generación de fortalecimiento de capacidades, con miras a promover el empleo, mejorar las competencias laborales e incrementar los niveles de empleabilidad de las víctimas de trata de personas.

Las fotografías expuestas pertenecen a Piero Pereira, fotógrafo y curador de esta puesta, Luis Alberto Sánchez en coautoría con María Eugenia Neira y al archivo de CHS Alternativo.
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Editorial N° 229: PARA LAS VÍCTIMAS, LA TRATA DE PERSONAS TIENE ROSTRO DE VARÓN

Si bien el 8 de marzo es un día para celebrar la valentía de las mujeres que luchan hoy de múltiples formas y lucharon por reivindicar muchos de sus derechos, no podemos ocultar la indignación que genera una sociedad que no las reconoce en la plenitud de su condición humana y en el ejercicio autónomo de todos sus derechos. Ya sabemos que, si hablamos de víctimas, la trata de personas en el Perú tiene rostro de mujer. Hoy queremos mirar la otra cara, de la que nadie habla, y que se oculta en la impunidad y la normalización de la sociedad. El rostro que las víctimas ven. Por cada niña, adolescente o mujer explotada sexualmente en el país, hay uno o muchos hombres dispuestos a pagar el precio que los tratantes establezcan por ella. ¿Qué lleva a los hombres a consumir de una industria que explota, veja, humilla y reduce a objetos a tantas jóvenes y mujeres?
Casi siempre la  mirada va hacia lo que están haciendo o no las mujeres, como si resolver problemas estructurales de nuestra sociedad estuviera sólo sobre sus hombros. Esto  lleva a reforzar la posición asimétrica de poder y facilitar la evasión de responsabilidad del otro 50% de la población del país: los hombres.
Según la publicación “Trata de personas en el Perú: Criminología de actores y perfiles penitenciarios” (CHS Alternativo, 2017), del total de reclusos por el delito de trata de personas, el 59.90% son varones entre los 20 y 59 años de edad, siendo 36 la edad promedio. Lima, Puno, Junín, Cusco, Huánuco y Ayacucho son las regiones donde se registra el nacimiento de la mayoría de internos.
Ante ello, necesitamos una mirada crítica de la masculinidad y de los roles de género, para identificar conductas y dinámicas de interacción social que  llevan a seguir construyendo patrones patriarcales y de violencia que afectan a nuestra sociedad en general y que  llevan a desarrollarnos en  entornos hostiles en vez de espacios que permiten el desarrollo máximo de nuestras capacidades a nivel personal, social y emocional.
En ese sentido más allá de iniciativas individuales de autoanálisis, las cuales se valoran y aportan, es necesario abordar de manera transversal en las estrategias, programas y políticas públicas la cuestión de las masculinidades con una participación desde  los hombres y para ellos. Reconstruyendo  su género desde la igualdad y el respeto, yendo más allá de las dimensiones visibles como sueldos o presencia en ámbitos públicos, lograremos llegar a aquellas dimensiones que son la base de la convivencia y las relaciones interpersonales igualitarias, que posibilite modificar las actitudes y prácticas de los hombres de manera individual y colectiva.
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Defensor del pueblo recomienda más control en transportes de pasajeros


(Diario Voces, 22.02.2018)


El Defensor del Pueblo, Santiago Tamay Silva, hizo un llamado a los representantes de las empresas de transportes terrestres y a las autoridades competentes a evitar que menores de edad viajen sin autorización y de esta manera combatir la trata de personas, ya que en las últimas semanas se reportó la desaparición de varias adolecentes.


“Ningún menor de edad puede viajar sin el acompañamiento de sus padres o de una autorización notarial, sin embargo eso no se da en ninguna empresa de transportes terrestre, es por ello que hacemos un llamado a las autoridades a tener un mejor control de los pasajeros y evitar lo que sucedió con la menor de Rioja” manifestó Tamay Silva.


El defensor señaló que el delito de trata de personas afecta el proyecto de vida y la dignidad de las víctimas, que muchas veces son amenazadas y la oferta de una vida de ensueño que les prometen hacen que nieguen a los delincuentes que están de tras de ellas.


De esta manera la Defensoría del Pueblo se espera que la Policía Nacional, los supervisores de transportes terrestres y los fiscalizadores municipales realicen operativos de manera constantes para exigir más control en los terminales y paraderos.


Vía Diario Voces
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Capturan a cinco hombres acusados por trata de personas y tráfico de drogas

Durante un operativo en el distrito limeño de Chorrillos, la Policía rescató a tres menores que aparentemente eran sometidas a explotación sexual.


(RPP, 14.02.2018)

La Policía Nacional del Perú (PNP) desarticuló en Chorrillos a una supuesta red de trata de personas y rescató a tres menores de edad que serían víctimas de explotación sexual.

Según la institución policial, 'Los Ñatos del Sur' se dedicaban a captar a menores de edad a través de las redes sociales. Una madre de familia denunció que su hija 14 años de edad venía recibiendo mensajes de una persona identificada como Adolfo Paucar Pino (61), quien la citaba a su domiciliado ubicado en la calle Juan Castilla del distrito de Chorrillos.

Inmediatamente, los efectivos montaron un operativo, allanó la vivienda del sujeto y encontró a tres menores en habitaciones donde se encontraron preservativos, revistas pornográficas y otros objetos. En el lugar también se encontraron 70 envoltorios de pasta básica de cocaína y marihuana.

Los arrestados

En la intervención fueron detenidos Adolfo Marco Paucar Pino, dueño de la vivienda, y otros cuatro sujetos identificados como José Luis Calagua Mendoza (39), Leonardo Rafael Dueñas Palma (24), Manuel Jesús Llajaruna Huamán (33), y Raúl Enrique Oblitas Cusiyupanque (43).

"Son cinco detenidos, los cuales eran tres captadores, un taxista y quien prestaba el inmueble. Los sujetos detenidos captaban a sus víctimas a través de las redes sociales y todo indicaría que siempre apuntaban a menores de edad. Los exámenes médicos determinarán si hubo abuso sexual y si eran drogadas por estos sujetos", dijo el coronel PNP Manuel Rivera, jefe de la Dirección Territorial Sur 2.

Los sujetos fueron detenidos por el presunto delito de contra la libertad-trata de personas, en la modalidad de explotación sexual, y por el delito de tráfico ilícito de drogas. Todos fueron puestos a disposición de la comisaría de Chorrillos para las investigaciones correspondientes.

Vía RPP
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'Joker' de Arequipa tenía a menores de 12 años en un catálogo sexual

Armando John Mamani Jaén, de 28 años, las captaba a través de Facebook y las ofrecía a pedófilos.



(Perú 21, 14.02.2018)

Armando John Mamani Jaén (28), conocido como ‘Joker’, ha preferido guardar silencio tras su detención la tarde del lunes en el distrito Bustamante y Rivero, en Arequipa. Es investigado por captar menores, a través de Facebook, para ofrecerles dinero a cambio de sostener relaciones íntimas.

Pese a su reserva, la Policía descubrió que contactó hasta con menores de 10 años, cuyas fotos incluyó en un catálogo sexual.

Los agentes del Departamento de Alta Tecnología de la Policía analizaron el teléfono del detenido. Confirmaron que utilizaba el nombre falso de ‘Denisse Flores’ en Facebook y tenía como contactos a 179 menores, entre ellas la niña de 12 años que, mediante sus padres, lo denunció.

También encontraron fotografías de las menores en prendas íntimas y las catalogaba por edad y si eran vírgenes o no. Además, descubrieron una lista de clientes en el Whatssapp, a quienes ofrecía a las niñas desde S/400 a S/800 por una hora intimidad.

Mamani Jaén es investigado por el delito contra la indemnidad sexual y trata de personas agravada.

Vía: Peru21
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12 de febrero: Día internacional contra el uso de niños soldado

UNICEF estima que hasta 300 000 niños y niñas alrededor del mundo han sido reclutados ilegalmente en grupos y fuerzas armadas desempeñando labores como combatientes, cocineros, mensajeros o para fines sexuales[1].

¿Hay menores soldados en el Perú?

Sí. El grupo terrorista Sendero Luminoso continúa utilizando a niños, niñas y adolescentes (NNA) soldado. En un operativo realizado en el año 2015, el Estado peruano logró rescatar cerca de 30 niños y 20 adultos, mujeres en su mayoría, en el VRAEM. Asimismo, las autoridades del Mininter informaron que los cabecillas del grupo terrorista tendrían bajo su control a unos 80 NNA a quienes utilizan como escudos humanos durante sus desplazamientos[2].

Pero esta realidad no es nueva. Durante los años de conflicto armado interno en nuestro país, Sendero Luminoso secuestró cerca de 5000 nativos Asháninka, quienes eran trasladados a lugares inhóspitos sin condiciones básicas para una vida digna. Se les denominaba “masas”, o grupos de apoyo que debían servir completamente al grupo terrorista. Ahí, las mujeres y niñas eran convertidas en esclavas sexuales y los niños eran adoctrinados y obligados a trabajar o a combatir en el conflicto armado[3].

Según el Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, el reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes cometido por Sendero Luminoso, representó casi el 40 % de los casos reportados. Este acto, junto al secuestro y la violación sexual, son los que se dirigieron en mayor proporción contra los menores de edad[4].

En julio del 2012, un operativo policial en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) rescató a once de estos niños junto a sus padres y otros adultos. Seis de los asháninkas rescatados fueron señalados inicialmente como terroristas y separados de sus hijos. Esta historia es relatada en el documental “MASAS” de CHS Alternativo.

Mira el documental aquí à https://youtu.be/EGzSjKKEWzc



[1] Unicef (2018). Niños soldado. Recuperado de: https://www.unicef.es/ninos-soldado
[2] Sendero Luminoso usa niños como escudos humanos (7 de agosto de 2015). El Comercio. Recuperado de: https://elcomercio.pe/peru/amazonas/ayacucho/sendero-luminoso-ninos-escudos-humanos-video-191297
[3] Villasante, M. (2018). Los campos de concentración senderistas y los niños soldados en el Perú: desafíos para el derecho humanitario peruano. Revista Ideele N.° 275. Recuperado de: https://revistaideele.com/content/los-campos-de-concentraci%C3%B3n-senderistas-y-los-ni%C3%B1os-soldados-en-el-per%C3%BA-desaf%C3%ADos-para-el
[4] Comisión de la Verdad y la Reconciliación (2003). Informe Final. Tomo VI. Recuperado de: http://www.cverdad.org.pe/ifinal/index.php

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Editorial N° 228: LA ERA DE LA DESINSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO

En las últimas semanas se han venido produciendo algunos cambios, despidos y reasignaciones en distintas instancias públicas cuyas funciones están directamente vinculadas a la prevención, persecución y protección a víctimas de trata de personas y otras formas de explotación, especialmente a mujeres, niños, niñas y adolescentes, de delitos terribles que azotan a nuestro país como lo son la trata de personas y la explotación sexual.
Esta situación es preocupante porque genera inestabilidad, retrasos y en algunos casos trunca procesos de coordinación e implementación de planes, programas y políticas públicas; pero además, porque en muchos casos se trata de personal con un nivel de especialización, en el cual el Estado ha invertido tiempo y recursos para gestionar sus competencias individuales, y que por consiguiente es difícil de reemplazar repentinamente, en muchos casos sin un proceso de transición y transferencia de conocimientos.
Lo anterior redunda en la desprotección de víctimas y personas en situación de riesgo frente a los delitos antes señalados, quienes deberían ser el centro de atención al momento de tomar decisiones en la gestión pública.
Todo ello dificulta una mayor institucionalización del aparato del Estado, la que debiera dar continuidad a procesos adecuadamente estructurados y planificados; procesos que a la larga se sostienen en equipos y personas que, además de su compromiso por impulsarlos, han adquirido competencias específicas para el ejercicio de estas labores. Las rotaciones o cambios de personal no siempre son bienvenidas si estas no se sostienen en criterios técnicos y profesionales y por el contrario responden a razones distintas a las de fortalecer la labor ya emprendida.
En una coyuntura como la actual, en la que los ciudadanos perciben en gran magnitud la violencia, inseguridad e impunidad, es imperativo dar señales claras de que el gobierno está actuando con responsabilidad y firmeza en la persecución de estos delitos, así como una protección integral a las víctimas.
Desde CHS Alternativo nos comprometemos a seguir trabajando de la mano en la lucha contra la trata de personas. Los nuevos funcionarios de las diversas entidades estatales contarán con toda nuestra disposición para trabajar de forma articulada y esperamos lo mismo de ellos. Sin embargo, apelamos al buen criterio del Estado, para evaluar con detenimiento cada cambio realizado, pues implica un atraso inevitablemente y que, si queremos trabajar por la construcción de un país sin trata de personas, será necesario que los funcionarios puedan tener el las competencias y el tiempo suficientes para tomar acciones efectivas.
El Estado debería impulsar un servicio civil estable y eficiente en materia de trata de personas, y ese trabajo debe iniciarse evaluando los resultados del personal; manteniendo al que se encuentra altamente calificado; e identificando nuevos perfiles que fortalezcan esta labor.
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