Violencia contra la mujer


El tema de la violencia de género, es decir, aquella que tiene como víctima a la mujer, mantiene una penosa actualidad en el Perú y otros países

La violencia física, psicológica o sexual contra la mujer es causa de un martirologio de cada día en un país como el nuestro, en el que dos mujeres son víctimas de violación cada hora y en el que 10 de ellas mueren cada mes por causa de feminicidio, delito tipificado hasta hace poco como la violencia seguida de muerte o daños graves ejercida contra una mujer por su pareja o ex pareja.

Tuvo que darse una larga lucha asumida por grupos feministas y la Defensoría de la Mujer para que este delito se tipificara y fuera incorporado al Código Penal. En esto el Perú acumula gran retardo respecto a países como Costa Rica, Chile, Guatemala, Argentina, Colombia o México, que ya lo habían incluido en su legislación. Este retardo sorprendía a pocos, pues también se da en campos en los que la igualdad de género no pasa de ser una declaración retórica.

Sin embargo, y a pocos meses de aprobada, el Congreso tuvo que modificar la ley de feminicidio, extendiendo la tipificación de este delito incluso cuando el autor no sea esposo o pareja de la víctima, sino un acosador, vecino o ex enamorado. En esos casos la sanción mínima es de 15 años de prisión. También hay formas agravadas, que se dan cuando la víctima es menor, estuvo gestando o si la muerte se produjo por agresión sexual. Y si la mujer es discapacitada o víctima de trata de personas, la pena será de 25 años, pudiendo llegar a cadena perpetua sin concurren dos o más agravantes.

Esta incorporación de nuevas figuras al delito se justifica, por cuanto en el Perú se han registrado 112 mujeres víctimas de feminicidio en 2013 y 136 tentativas. Nuestro país solo es superado por República Dominicana en este ámbito. Colombia registra 105 víctimas y, más abajo, Chile y Paraguay, con 40 víctimas.

Un promedio de 10 víctimas por feminicidio cada mes debiera bastar para hacer sonar las alarmas, pues se trata de cifras que corresponden a países industrializados que nos superan largamente  en población, como España, Francia o Italia, pero allí las cifras se encuentran en descenso. Un último dato es que casi el 50% de los casos se da en Lima, que registra 55 víctimas y 53 tentativas.

Si la violencia contra la mujer disminuye en algunos países, esto quiere decir que los crímenes no son inevitables. Pero los países que han registrado éxitos en este terreno –podemos citar a España y Chile– lo han logrado mediante intensas campañas de prevención, las mismas que piden denunciar los casos y acabar con el tabú que hace que se guarden en secreto, con consecuencias dramáticas en mujeres y niños.

También la educación brindada en la escuela debe contribuir al repudio y denuncia de esta violencia. Y, en los casos que lleguen a hacerse públicos hay que evitar las condiciones desventajosas para la víctima, obligada a confrontarse con su agresor y considerada como sospechosa de haber, de alguna manera, consentido el vejamen. Ese prejuicio machista debe ser evitado, pero lo obvio es que solo un cambio de mentalidades hará que esto cambie. Es una tarea no de pocos años, sino de toda una generación, pero hay que insistir en ella cada día.

http://www.larepublica.pe/politica/editorial-04-01-2014

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