Explotan a niños


Una investigación del diario Ahora permitió descubrir que 5 de cada 10 niños que trabajan en los semáforos son explotados por sus padres o miembros de su familia.

Asimismo, se verificó que incluso son o fueron víctimas de explotación sexual, pero que se tragan la desgracia, por temor a represalias. Los explotadores obligan a niños y niñas a realizar acrobacias en los semáforos de diversas esquinas de la ciudad, o a vender caramelos por la noche. 

Así lo puede asegurar este reportero, que siguió la pista a varios de ellos cuando ingresan a restaurantes y chifas, o venden en la Plaza de Armas. Según un informante que prefirió el anonimato, los sectores donde se presentan la aberrante explotación sexual son la Plaza del Reloj Público, los bares de los jirones 9 de diciembre y Huáscar, al igual que en el barrio la Hoyada, donde hay un bar conocido como “Al Fondo Hay Sitio”. 

En estos sectores, las autoridades pueden encontrar como damas de compañía a niñas de 13 y 15 años, cuyos cuerpos parecen de señoritas de 19 años. Lo más preocupante es que muchas veces los explotadores son los mismos miembros de la familia. Así lo aseguró Jairo Solsol, un miembro de la policía que hace una semana intervino a dos niñas a bordo de un motocarro. Ellas acompañaban a tres hombres de avanzada edad, que libaban licor en la Plaza 11 de Julio, ubicada en la avenida San Martín. En el lugar, dos menores se dedican a expender estupefacientes al paso. 

El informante nos llevó a la casa de quien llamaremos Florcita, con tan solo 14 años. Florcita nos contó que la obligaron a vender su cuerpo en algunos de los lugares ya mencionados. Así encontró la forma de ganarse la vida. Ella empezó con ese oficio a los 12 años. Hoy está a pocos días de cumplir 15, y asegura no saber hacer otra cosa. “Me vine de Utuquinia porque en mi casa me pegaban. Llegué a los 11 años aquí. Luego me cogieron los “tombos” pero “me les volé”, y después conocí a un hombre que me ofreció el trabajo. Recuerdo que llegué a la casa de un familiar. 

En esa casa conocí a mi tío Julián, quien me pedía que le ayude a vender caramelos en la calle, y así comenzó a ponerme con amigos”, nos cuenta, triste. Para los especialistas que protegen además a adolescentes y mujeres, los niños que trabajan en la calle, así como los que habitan en ésta y se dedican a la prostitución, son más propensos a ser explotados sexualmente. Según cifras oficiales, en las calles de la ciudad “laboran” varones y mujeres, quienes destinan un monto de lo ganado para sus estudios primarios, secundarios o superiores. 

NECESITAMOS AYUDA Y NO ERRADICACIÓN 

Pero no todo es explotación. Durante la investigación se conoció las historias de Ángel, Luis y Brayan, tres de los innumerables niños que trabajan haciendo piruetas en el cruce de Centenario con Eduardo del Águila. Ellos piden al congresista Carlos Tubino y a las autoridades de la región, que en vez de pretender erradicar el trabajo infantil, les lleven apoyo. Ellos y sus amigos son estudiantes del primer año de secundaria en la I.E. Diego Ferrer. Dijeron que trabajan porque quieren, y no por obligación. 

“Admito que me escapé de casa para trabajar porque mi padre no me lo permitiría, pero saliendo de la escuela hago mi tarea y luego vengo con mis amigos a trabajar. Lo que gano lo gasto en mi recreo, y compro mis útiles escolares. El resto lo doy en la casa, para comer. Pido a Jorge Velásquez, Carlos Tubino y las demás autoridades que nos apoyen”, dijo Ángel Emanuel, de 13 años, cuando mostraba sus manos lastimadas por las acrobacias. 

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