De cada 10 personas captadas por la trata de personas 9 son menores
El 39% cayó tras asistir a una falsa entrevista de empleo. Se han rescatado a 820 víctimas en Lima.
ELIZABETH SALAZAR VEGA
Noviembre del 2010: fin de clases, no más cuadernos ni uniforme. Laura, de 16 años, podía haber pasado las mañanas en la playa con sus amigas de la urbanización Pando, en San Miguel, pero decidió buscar un trabajo de verano. Con un periódico bajo el brazo, tocó la puerta del Jr. Virú 330, en el Rímac. Pensó en los tres meses que vendrían: sería azafata en un restaurante, ganaría un sueldo y recibiría propinas. La puerta se abrió y una señora la hizo pasar. Lo que vino después está impreso en los reportes de la División de Trata de Personas de la PNP y en su mente.
La encerraron bajo candado. La golpearon y violaron. Dos días fue obligada, a puntapiés y amenazas de muerte, a tener relaciones sexuales con ‘clientes’ que la veían como mercancía nueva. Solo uno de estos se apiadó de sus lágrimas y rostro magullado. “Cuando yo abra la puerta, sales tras de mí”.
La fiscalía denunció por secuestro y trata a Delia Delgado Montes, allanó su casa y rescató a otras mujeres. Néstor Vergara, psicólogo del Centro Emergencia Mujer (CEM) que atiende a Laura, nos dice que toda persona que ha pasado por este trauma vive en angustia, pero con terapias y apoyo familiar se recupera. “Toma tiempo devolverles su identidad”.
Según la PNP, ella es una de las 820 víctimas rescatadas desde el 2006 a la fecha. El 90% eran menores de edad, aunque desde el año pasado se ha detectado una variante: los tratantes buscan a chicas de 17 años, se ganan su confianza hasta que, apenas obtienen el DNI adulto, las secuestran y trasladan. Si las autoridades las encuentran, les dirán que llegaron por voluntad propia.
La trata puede tener como fin la prostitución, trabajos forzados, mendicidad, venta de niños, etc. Y es que desgraciadamente hay seres humanos que pagan por tener a otros como objetos; es la esclavitud. Este es el tercer negocio más lucrativo del mundo, superado por el tráfico de armas y el narcotráfico.
“Lima se ha consolidado como el principal destino de explotación. No distingue edades ni estatus económico. La extrema pobreza o el nivel educativo ya no son factores excluyentes”, refiere Ricardo Valdés, director de la ONG Capital Humano y Social.
Betsy Córdova, secretaria técnica del Grupo Multisectorial contra la Trata de Personas, coincide con ello. “Pueden ser carteles pegados en postes, avisos en periódicos, vía Internet. El gancho está en supuestos trabajos fáciles”.
También están las ofertas de modelaje, incluso la promesa de integrar un grupo de cumbia. Fiorella (17) acudió a una convocatoria que hicieron en su natal Iquitos y se encandiló con lo que sería su camino a la fama. “Yo he bailado en el grupo Explosión de Iquitos, así que pensé que era similar, pero en Lima. Una vez aquí me dieron un vestuario chiquito. Me dijeron que no me hiciera la tonta, que sabía a qué había venido”, declaró ante la policía, al ser liberada.
De lo declarado por los rescatados se desprende que el 39% cayó por una falsa oferta laboral o aprovechamiento de su necesidad de dinero. Milagros Ríos, del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (Mimdes), recuerda el caso de una adolescente que aceptó un trabajo dudoso porque necesitaba S/.100 para un celular. No imaginó en qué se metía.
Los últimos casos resueltos, señala Valdés, dan cuenta de que la mafia asiática se ha extendido en Lima y Madre de Dios. Por ejemplo, el 19 de enero, la fuga de dos chicas ayudó a la PNP a intervenir un edificio de la Av. La Marina, en La Perla, donde una peruana y un tailandés prostituían a ocho jóvenes a empresarios chinos que llegaban al puerto. Las que fugaron eran universitarias en Loreto, pero confiaron en una promesa de empleo para pagar sus estudios.
Los bares y ‘night clubs’ de fachada donde operan estas mafias han sido identificados por los serenazgos de Lima y Chosica. “Este año incentivaremos las operaciones porque no tienen ni licencia de funcionamiento”, dice Juan Pumacayo, jefe de Seguridad Ciudadana de Chosica, distrito que tiene en Huachipa el principal foco de explotación sexual y posible trata.
APELAN A LEGULEYADAS
La Ley 28950 establece penas no menores de 25 años para estos casos. Edwin Sánchez ‘Cafú’ tuvo la primera sentencia por trata el 2008, y fue ejemplar: 30 años. Solo el 2010 se lograron 12 condenas, según datos del Poder Judicial. A la fecha hay 323 juicios en curso. Pero hay magistrados que piden flagrancia para detener a un tratante o derivan el caso como proxenetismo, estafa o turismo sexual. Y los mafiosos lo saben. Por ejemplo, el 2008 se llevó a juicio a dos ciudadanos chinos y tres peruanos tras descubrir que en su sauna, ubicada en Surco, tenían capturadas a menores de 14 a 17 años para la prostitución. Hong Jun Zhang, pidió que lo libraran de la acusación porque “se está investigando delitos en mi contra sin ser estos justiciables penalmente”, según se puede leer en el Expediente 3165-2008. Igual, todos fueron sentenciados.
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http://elcomercio.pe/lima/719912/noticia-cada-10-personas-captadas-trata-personas-nueve-son-menores
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