Puno, la capital del trabajo infantil

Extraído de los Andes/Puno

¿Es común ver en Puno y sus provincias niños y niñas trabajando?.La respuesta es sí , y se explica debido a que Puno es la capital del trabajo infantil de América Latina.

Todos en su infancia realizan actividades que contribuyen al bienestar de la familia, como la de realizar labores domésticas, atender el negocio familiar, etc. Y que generalmente no son remuneradas pues son parte de roles que varían por el tipo de sociedad en la que se viva.
Contribuyendo incluso a la formación en aptitudes y habilidades. Estas actividades de ninguna forma pueden estar consideradas como formas de trabajo infantil.

El trabajo infantil involucra tres características básicas[1]: a) La labor que se realiza es inadecuada a la edad por lo que generalmente es realizada en el sector informal, donde lo percibido es muy inferior a un sueldo básico o a lo que se recibiría si el trabajador fuese adulto, siendo además este trabajo precario. b) La labor que vulnera el bienestar y el desarrollo integral del niño y/o el adolescente, limita el acceso a educación, salud y otros servicios básicos, además que es causa directa de la deserción escolar y genera alteraciones o trastornos en la personalidad del niño y/o adolescente. c) Las condiciones de trabajo que violan las leyes nacionales, tratados, pactos y convenios internacionales, siendo las más graves las relacionadas con la trata de personas.

Es claro que estas formas de explotación no son nuevas en el mundo, ni en el Perú, pero definitivamente son escandalosas para un sistema global (liberal) que se proclama como el ideal y que busca aplicarse con radicalidad en muchos países como el nuestro (económica y políticamente dependientes) y éticamente intolerable para el siglo XXI.

¿Entonces, cuáles son las causas?

Las tasas de trabajo infantil son proporcionales a los índices de desarrollo humano y a la pobreza de los países, por ejemplo África tiene el índice más alto de todos los continentes y América Latina el segundo[2], siendo el Perú el que ocupa el primer puesto en la tasa de trabajo infantil de este continente (42%), por ejemplo en actividades mineras informales en el Perú, laboran 50.000 niños y niñas.

Sus causas se encuentran en las injustas estructuras sociales, económicas y políticas que tienen los países pobres. Siendo responsables de esta situación los estados y la sociedad civil, los primeros por su incapacidad de afrontar el tema y de brindar protección a los más vulnerables de la sociedad y los segundos porque simplemente lo permitimos, ya que lo hemos asimilado como una actividad “normal” e “insuperable”.

El caso de Puno es entonces vergonzoso, pues seríamos la región de Latinoamérica con el índice más alto de trabajo infantil con el 69.7%[3], seguidos por Huancavelica con 58.9% y Apurimac con 58.1%. Convirtiéndose en un problema gravísimo por la cantidad de población afectada y las consecuencias que genera: profundiza la desigualdad, perenniza la pobreza, limita nuestro capital humano, es decir condena a generaciones enteras de puneños a la miseria.

El tema ni se asoma en la agenda de los candidatos a los gobiernos locales y al regional (nadie toco el tema en el 2006) y al parecer nadie lo tocará como parte de su agenda en las próximas elecciones, lo que demuestra la poca capacidad de sus equipos técnicos para visualizar los problemas graves de la región y lo poco sensible que es la opinión pública puneña al respecto.

En suma tenemos un problema gravísimo en nuestra región que necesita de todos para ser enfrentado, por lo que el tenerlo en la agenda de los candidatos que se disputarán los gobiernos locales y el regional es un imperativo ético ineludible.

Link:
http://www.losandes.com.pe/Opinion/20100525/36452.html
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