El cambio de chip en el futuro ciudadano

En medio de la campaña electoral, no pueden pasar inadvertidos temas que tienen y tendrán una gran incidencia en nuestra vida como comunidad diferenciada pero a la vez integrada en el país.

Es el caso, muy importante, de los cambios en la currícula escolar que regirán a partir de marzo próximo en los colegios, mes en el que empezará el año lectivo 2016.

Plantes públicos y privados insertarán en sus contenidos lectivos temas de cambio climático, alienación, seguridad ciudadana, identidad regional, trata de personas y héroes, según dio a conocer el gerente regional de Educación, Rafael Moya Rondo.

Este nuevo sistema curricular resulta muy positivo y valioso, porque acerca al escolar a asuntos que son de discusión pública, pero que no estaban contemplados en la carga escolar.

Los seis ejes temáticos que permitirán integrar hechos de nuestra realidad nacional, regional y local a los cursos que dictarán en las aulas buscan, en buena cuenta, fortalecer y valorar el patrimonio histórico liberteño; y la discusión sobre enfermedades actuales (damos por descontado que la amenazante zika y la reciente chinkunguña) para prevenir males endémicos en casa, así como reforzar la personalidad del estudiante a través de temas de Ciudadanía, Ética y Seguridad que contemplarán sus derechos y deberes.

Asimismo, se revisarán conceptos de Emprendimiento y Cultura para formar potenciales empresarios; Ambiente y Gestión de Riesgo (garantizar la existencia de ecosistemas saludables), y Cultura General (empoderamiento y análisis crítico de la realidad).

Todo este panorama nos hace sentir esperanzas en el cambio paulatino de la personalidad del escolar que se forma en nuestras aulas. Los chicos de Trujillo y de otras localidades de La Libertad, así como los de todo el país, han conocido muchos de los más feos vicios creados y alentados por los adultos con demasiada naturalidad.

Como si fuera normal que la sociedad pudiese convivir sin alterarse con delitos, crímenes y corrupción, entre otros.

Por eso es bueno que se retome esta suerte de curso de Educación Cívica, congelado de facto durante el fujimorismo y mantenido en ese estado por los gobiernos que lo sucedieron.

Es por ello que, en un marco nacional en el que estos temas brillaron por su ausencia en las aulas, fenómenos como la corrupción crecieron alarmantemente en forma exponencial.

Factor importante en el dictado de esos cursos, y sobre todo en la efectividad que tengan, es la participación de los docentes.

A ellos les corresponderá ejecutar diversas actividades, así como abordar temas de salud mental, bulimia, campañas de sensibilización, debatir sobre delincuencia, alienación, violencia familiar y corrupción, incentivar la cultura del ahorro o tratar sobre el cambio climático, entre otros.

Suena ideal pero nos inquieta conocer si esto se podrá lograr en cortos plazos. Lo importante es que en este empeño el gobierno regional no retroceda y se estudie la gradualidad con que deben aplicarse los cambios.

Después de todo, el marco político seguirá siendo propicio, cuando empiecen las clases.

Muchos de los pasivos que hoy vivimos podrán ser estudiados, debatidos, internalizados y valorados por personas que luego deberán cambiar, con su trabajo y su inserción social como ciudadanos del mañana.


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