APOYEMOS A JHINNA
Jerónimo Centurión / Diario 16
Conocí a Jhinna Pinchi. Ella fue la protagonista de mi primer documental. Aprendí mucho durante los meses de rodaje con ella. No solo técnicas narrativas y periodísticas, Jhinna me demostró hasta qué punto una persona, una mujer, ella, puede sobreponerse a la peor de las desgracias. Con Jhinna aprendí que, no importa cuán profundo uno pueda caer, siempre es posible sobreponerse, pero, sobre todo, me di cuenta de que en un país como el nuestro, donde todo se compra y todo se vende, aún existen personas que creen en la justicia.
Jhinna Pinchi fue secuestrada en Tarapoto, trasladada hasta Piura y encerrada en el night club “La Noche”, donde fue violada y prostituida durante años. Ella fue testigo de cómo compañeras que intentaban huir terminaban “accidentalmente” muertas. Jhinna vio cómo sus compañeras se refugiaban en el alcohol y las drogas para soportar la esclavitud sexual de la que eran víctimas. Jhinna fue una de ellas, pero con una diferencia: tuvo el valor de huir y, pese a las amenazas, denunciar lo ocurrido. Al principio, nadie quiso aceptar su denuncia, la mayoría de fiscales, policías y jueces eran clientes y amigos de Carlos Chávez, dueño de “La Noche”.
Sin embargo, Jhinna tuvo la suerte de encontrarse con el mayor Rosales, un policía honesto, quien se indignó con su historia, la verificó y la alentó a seguir adelante. Jhinna se enfrentaba al poderoso Chávez y a toda su red de fiscales, policías y jueces, a quienes recibía en su night club. Pese a las amenazas y a la presión económica, su caso salió en la prensa de Piura. Luego, la ONG CHS Alternativo asumió su defensa y su historia se dio a conocer a nivel nacional.
Mientras el proceso judicial contra el dueño y los administradores del club seguía su curso frente a la mirada de la mayoría de medios a nivel nacional, la señora Macharé, la única mujer que, después de Jhinna, estaba dispuesta a declarar, murió aplastada por el auto de Chávez. Según el dueño de “La Noche”, la señora se “suicidó” al retirar un ladrillo que sostenía su auto. Lo concreto es que la familia de la señora Macharé llegó a un acuerdo económico con Chávez y la policía no investigó más el caso. “La dejaron morir como a un perro, sin investigación”, nos comentó indignado el mayor Rosales.
La exposición nacional que tuvo el caso de Jhinna impidió que el caso se archive y el poder judicial de Piura ordenó una orden de captura contra Carlos Chávez. Hasta allí llegaron. Chávez se encuentra “prófugo” hace más de un año, aunque testigos aseguran que se pasea por Piura como si fuera su casa.
Pero lo ocurrido en estos días es un escándalo mayor. El 23 de enero, las magistradas Socorro Nizama, Petronila Valdez y Ubaldina Rojas absolvieron a cuatro de los principales procesados por los delitos de trata de persona, promoción y favorecimiento de la prostitución y proxenetismo en el caso night club “La Noche”, en Piura. Según las magistradas, uno de los argumentos que desvirtúa el testimonio de Jhinna es que ella es mayor de edad y que “las labores que ha sostenido dentro del night club ‘La Noche’ han sido en ejercicio de su libertad, que como persona mayor le corresponde”.
La trata de personas con fines de explotación sexual es un delito que se incrementa cada día más en el Perú y en el mundo. El tráfico de personas genera cada vez mayor cantidad de dinero con el que se corrompen autoridades. Dándole la espalda a Jhinna estamos cediéndole terreno a una mafia que cada día se fortalece más. No debemos permitirlo. Es por eso que los invito a enviar sus datos a la cuenta justiciaparajhinna@gmail.com. No debemos dejarla sola. Hacerlo es ceder ante la esclavitud sexual que significa la trata de personas.
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