Extraído de:www.elmundo.es
El Dorado de los pobres está en campamentos mineros ilegales que se ahogan en mercurio. Situados en tierra de nadie y bajo la ley del más fuerte, en ellos se muere y se mata por el oro.
Miles de familias de las zonas altoandinas emigran a estos asentamientos mineros en busca de un futuro mejor. Padres, madres y niños trabajan en la extracción y lavado del oro utilizando sin protección el arsénico y el mercurio que luego vierten a los ríos.
La minería artesanal se ha convertido en una importante fuente de subsistencia para las familias que viven en situación de pobreza. Según la Federación de Mineros Artesanales unas 300 mil personas se dedican a este oficio, en el que cualquiera que tenga dos manos y se meta al tajo puede ganar más del doble del salario mínimo.
La Rinconada en el altiplano andino, Huepetuhe en la selva de Madre de Dios o Río Seco en Lima son algunos de estos pueblos sin ley que en las últimas décadas han crecido -literalmente- alrededor de lavaderos de oro. En 2001 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) situaba estos campamentos ilegales en 4 regiones. Hoy, con el oro al doble de precio, se encuentran en casi todos los departamentos del país.
Actualmente la extracción artesanal del oro representa entre un 10 y un 20% de la producción total de Perú y genera ingresos por más de 800 millones de dólares anuales.
La región amazónica de Madre de Dios, que alberga el mayor número de áreas naturales protegidas del país, es la más afectada por la fiebre del oro. Tan sólo en los dos últimos años han nacido en esta zona 10 nuevos asentamientos mineros en los que malviven más de 15 mil personas. Según el Ministerio de Medio Ambiente, en Madre de Dios existen más de 2.500 derechos mineros, pero sólo 34 cuentan con licencia ambiental.
Esta "pequeña minería" cuenta con potentes dragas hidráulicas que acaban con la vida en el lecho de los ríos. Además, en Madre de Dios más de 150 mil hectáreas han sido depredadas por la explotación minera y 400 mil se encuentran amenazadas.
"Basta que el terreno esté libre para que lo entreguen en concesión a cualquier solicitante", explica el experto en temas mineros José de Echave. "El Ministerio de Energía y Minas da concesiones sin tener en cuenta si en la zona existen recursos hídricos importantes o si el área está habitada", añade.
El verdadero precio del oro
"El crecimiento de estos centros al margen de la ley ha sido por simple y llana desidia gubernamental", opina Ricardo Valdés, vicepresidente de Capital Humano y Social (CHS), una ONG que trabaja contra la trata de personas.
El negocio en los campamentos no está la extracción del oro, sino en el manejo de los servicios que rodean a este tipo de minería. "El dueño del pueblo es el que vende la maquinaria pesada, la gasolina, los productos químicos para lavar el oro y también el que maneja los prostibares", explica Valdés.
La trata de niñas para la explotación sexual en los campamentos mineros es la otra cara del oro. En cada uno de estos asentamientos existen decenas de prostíbulos camuflados como cantinas que son manejados por las redes de tráfico de personas. Traídas desde los Andes a la selva con falsas ofertas de trabajo, niñas de 14 años son explotadas sexualmente en campamentos mineros en los que la policía no existe.
"Para nosotros el trabajo infantil y la trata de personas son una lacra social", declara a Teódulo Medina, presidente de la Federación de Mineros Artesanales. "¿Pero cómo las controlamos cuando el mismo Estado nos abandona?", acusa el dirigente.
La mayor parte de los mineros artesanales no son titulares de concesiones y trabajan para terceros. Los dirigentes mineros denuncian que son explotados por las mafias que controlan los terrenos en los que trabajan. "Sólo recibimos una tercera parte del oro que producimos porque el resto se va en cupos que debemos pagar a los titulares de las concesiones, que no cumplen con pagar impuestos, a las plantas ilegales que procesan el oro y a la policía que nos extorsiona".
Laberinto sin solución
Frente a esta realidad de la contaminación, la explotación laboral, el trabajo infantil y la trata de personas, el gobierno peruano promulgó recientemente un conjunto de leyes que crean zonas de exclusión minera en Madre de Dios y regulan la explotación artesanal. Estas leyes son rechazadas por la Federación de Mineros Artesanales, que acusa al gobierno de querer favorecer a la gran minería y exige un plan nacional para el sector.
Las protestas de los mineros artesanales a principios de abril se saldaron con 6 trabajadores muertos por heridas de bala y decenas de heridos tras una intervención policial para desbloquear la Panamericana. Actualmente las negociaciones entre los mineros y el gobierno están en punto muerto.
Las opiniones de los expertos respecto a la nueva legislación tampoco son alentadoras. "Las normas que intentan formalizar a los mineros son un bonito sueño", opina Oscar Guadalupe Zevallos, director de la Asociación Huarayo. "Los campamentos mineros no son pueblos estables. Como nacen pueden desaparecer si se acaba el oro. A la mayoría de los mineros no les conviene legalizar su situación".
"La legislación tampoco acabará con la contaminación, ya que suspende las concesiones mineras en Madre de Dios pero no prevé acciones en las concesiones bajo explotación", explica José de Echave.
El problema de fondo sigue sin resolverse y se retrata de manera dramática en la imagen del pobre sentado sobre un cerro de oro. ¿Por qué en el país que reporta el nivel de crecimiento económico más alto de América la única alternativa de conseguir el pan de cada día para miles de personas es mancharse las manos de mercurio en lavaderos informales de oro?
El Dorado de los pobres está en campamentos mineros ilegales que se ahogan en mercurio. Situados en tierra de nadie y bajo la ley del más fuerte, en ellos se muere y se mata por el oro.
Miles de familias de las zonas altoandinas emigran a estos asentamientos mineros en busca de un futuro mejor. Padres, madres y niños trabajan en la extracción y lavado del oro utilizando sin protección el arsénico y el mercurio que luego vierten a los ríos.
La minería artesanal se ha convertido en una importante fuente de subsistencia para las familias que viven en situación de pobreza. Según la Federación de Mineros Artesanales unas 300 mil personas se dedican a este oficio, en el que cualquiera que tenga dos manos y se meta al tajo puede ganar más del doble del salario mínimo.
La Rinconada en el altiplano andino, Huepetuhe en la selva de Madre de Dios o Río Seco en Lima son algunos de estos pueblos sin ley que en las últimas décadas han crecido -literalmente- alrededor de lavaderos de oro. En 2001 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) situaba estos campamentos ilegales en 4 regiones. Hoy, con el oro al doble de precio, se encuentran en casi todos los departamentos del país.
Actualmente la extracción artesanal del oro representa entre un 10 y un 20% de la producción total de Perú y genera ingresos por más de 800 millones de dólares anuales.
La región amazónica de Madre de Dios, que alberga el mayor número de áreas naturales protegidas del país, es la más afectada por la fiebre del oro. Tan sólo en los dos últimos años han nacido en esta zona 10 nuevos asentamientos mineros en los que malviven más de 15 mil personas. Según el Ministerio de Medio Ambiente, en Madre de Dios existen más de 2.500 derechos mineros, pero sólo 34 cuentan con licencia ambiental.
Esta "pequeña minería" cuenta con potentes dragas hidráulicas que acaban con la vida en el lecho de los ríos. Además, en Madre de Dios más de 150 mil hectáreas han sido depredadas por la explotación minera y 400 mil se encuentran amenazadas.
"Basta que el terreno esté libre para que lo entreguen en concesión a cualquier solicitante", explica el experto en temas mineros José de Echave. "El Ministerio de Energía y Minas da concesiones sin tener en cuenta si en la zona existen recursos hídricos importantes o si el área está habitada", añade.
El verdadero precio del oro
"El crecimiento de estos centros al margen de la ley ha sido por simple y llana desidia gubernamental", opina Ricardo Valdés, vicepresidente de Capital Humano y Social (CHS), una ONG que trabaja contra la trata de personas.
El negocio en los campamentos no está la extracción del oro, sino en el manejo de los servicios que rodean a este tipo de minería. "El dueño del pueblo es el que vende la maquinaria pesada, la gasolina, los productos químicos para lavar el oro y también el que maneja los prostibares", explica Valdés.
La trata de niñas para la explotación sexual en los campamentos mineros es la otra cara del oro. En cada uno de estos asentamientos existen decenas de prostíbulos camuflados como cantinas que son manejados por las redes de tráfico de personas. Traídas desde los Andes a la selva con falsas ofertas de trabajo, niñas de 14 años son explotadas sexualmente en campamentos mineros en los que la policía no existe.
"Para nosotros el trabajo infantil y la trata de personas son una lacra social", declara a Teódulo Medina, presidente de la Federación de Mineros Artesanales. "¿Pero cómo las controlamos cuando el mismo Estado nos abandona?", acusa el dirigente.
La mayor parte de los mineros artesanales no son titulares de concesiones y trabajan para terceros. Los dirigentes mineros denuncian que son explotados por las mafias que controlan los terrenos en los que trabajan. "Sólo recibimos una tercera parte del oro que producimos porque el resto se va en cupos que debemos pagar a los titulares de las concesiones, que no cumplen con pagar impuestos, a las plantas ilegales que procesan el oro y a la policía que nos extorsiona".
Laberinto sin solución
Frente a esta realidad de la contaminación, la explotación laboral, el trabajo infantil y la trata de personas, el gobierno peruano promulgó recientemente un conjunto de leyes que crean zonas de exclusión minera en Madre de Dios y regulan la explotación artesanal. Estas leyes son rechazadas por la Federación de Mineros Artesanales, que acusa al gobierno de querer favorecer a la gran minería y exige un plan nacional para el sector.
Las protestas de los mineros artesanales a principios de abril se saldaron con 6 trabajadores muertos por heridas de bala y decenas de heridos tras una intervención policial para desbloquear la Panamericana. Actualmente las negociaciones entre los mineros y el gobierno están en punto muerto.
Las opiniones de los expertos respecto a la nueva legislación tampoco son alentadoras. "Las normas que intentan formalizar a los mineros son un bonito sueño", opina Oscar Guadalupe Zevallos, director de la Asociación Huarayo. "Los campamentos mineros no son pueblos estables. Como nacen pueden desaparecer si se acaba el oro. A la mayoría de los mineros no les conviene legalizar su situación".
"La legislación tampoco acabará con la contaminación, ya que suspende las concesiones mineras en Madre de Dios pero no prevé acciones en las concesiones bajo explotación", explica José de Echave.
El problema de fondo sigue sin resolverse y se retrata de manera dramática en la imagen del pobre sentado sobre un cerro de oro. ¿Por qué en el país que reporta el nivel de crecimiento económico más alto de América la única alternativa de conseguir el pan de cada día para miles de personas es mancharse las manos de mercurio en lavaderos informales de oro?
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