Extraído de Diario Correo / HÉCTOR MAYHUIRE R.
HUANCAYO Mientras revisaba en la noche del miércoles la edición de ayer de Correo para su respectiva aprobación, me llamó la atención una noticia y que de verdad a todos nos debe preocupar por la magnitud e implicancia de la misma: la desaparición de más de 23 niños (15 de los cuales son mujeres) registrada en los primeros 45 días del año 2010.
Para algunos la información puede resultar intrascendente, porque siempre surge la opinión de qué algún día estos pequeños volverán a sus hogares, pero la realidad es otra, muy pocos desisten de su huida o en todo caso caen en las garras de inescrupulosas personas que han visto un gran negocio en la trata de personas, que es un delito que atenta contra los derechos humanos y consiste en el traslado de una persona a un lugar diferente para su explotación.
En Satipo, por ejemplo, en los últimos 15 días, de manera acertada la Municipalidad Provincial, a través de su servicio de Serenazgo en coordinación con la Policía Nacional, el Ministerio Público y otras instituciones más, realizó dos intervenciones a diferentes centros de diversión, como discotecas, locales nocturnos, bares, cantinas, recreos y otros, donde ubicaron a menores de edad, en especial niñas que no superan los 12 años y que eran explotadas en diferentes oficios, entre ellos el de ser "damas de compañía". Las pequeñas acompañaban a sujetos mayores en las mesas donde consumían bebidas alcohólicas.
La respuesta que daban las intervenidas eran casi similares: "Los dueños nos ofrecieron trabajo y como no tenemos dónde estar, nos quedamos aquí".
Triste y preocupante expresión formulada por las niñas, cuya transformación a ser mujeres antes de lo previsto, es común en varias zonas de la Selva Central, pues son captadas por estos individuos implicados en la trata de personas para la explotación sexual.
Tal como consigna el portal del Ministerio de Relaciones Exteriores, los tratantes son todos aquellos que intervienen en el proceso de la trata. Esto es: quienes reclutan, acogen y explotan a las personas dentro de redes organizadas con el fin último del beneficio económico. No hay un perfil determinado del tratante, a menudo son personas cercanas a las víctimas, familiares o amigos, observándose el fenómeno de la "segunda ola", que consiste en el uso de las propias víctimas para el reclutamiento.
Preocupan estas 23 desapariciones de pequeños en Huancayo y Jauja, que en muchos casos también se dan por la falta de comunicación entre padres e hijos, como la ausencia de valores en las familias. Estimo que esa es la causa de estas "desapariciones" o fugas de hogares de menores en al menos el 50 por ciento de los casos, pero el restante y quizás un mayor porcentaje está relacionado con la trata de personas.
En otros casos, la captación de los menores por los tratantes, es para ocuparlos en diferentes labores y en donde las víctimas son explotadas, pues la mayoría de veces los pequeños son trasladados a otras ciudades para mantenerlos alejados y sin contacto alguno con sus familiares.
Los abusos que se dan contra los niños que son destinados para trabajar son varios y los casos que se denuncian son mínimos.
Para evitar el traslado ilegal de menores a otras localidades, es necesario que la Policía Nacional destacada al control de carreteras incida más en estos operativos a cuantas unidades de transporte circulen por las diferentes vías.
Así, en parte, se podrá ayudar a disminuir los casos de desapariciones de niños, cuya cifra aumenta, y de ser necesario tratar de identificar a estos sujetos inescrupulosos que están metidos en dicho negocio.
Hay que recordar que mediante Ley Nro. 27202 publicada en el diario oficial El Peruano el 15 de noviembre de 1999, el Gobierno del Perú ha introducido en el Código Penal el delito del tráfico ilícito de personas, con penas privativas de la libertad (cárcel) que van desde uno hasta ocho años, que sanciona a quienes ilícitamente y con el fin de obtener una ventaja patrimonial para sí o para otro, ejecutan, promueven, favorecen o facilitan la trata de personas. Ojalá la PNP nos informe pronto sobre la detención de personas implicadas en el tráfico de personas.
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HUANCAYO Mientras revisaba en la noche del miércoles la edición de ayer de Correo para su respectiva aprobación, me llamó la atención una noticia y que de verdad a todos nos debe preocupar por la magnitud e implicancia de la misma: la desaparición de más de 23 niños (15 de los cuales son mujeres) registrada en los primeros 45 días del año 2010.
Para algunos la información puede resultar intrascendente, porque siempre surge la opinión de qué algún día estos pequeños volverán a sus hogares, pero la realidad es otra, muy pocos desisten de su huida o en todo caso caen en las garras de inescrupulosas personas que han visto un gran negocio en la trata de personas, que es un delito que atenta contra los derechos humanos y consiste en el traslado de una persona a un lugar diferente para su explotación.
En Satipo, por ejemplo, en los últimos 15 días, de manera acertada la Municipalidad Provincial, a través de su servicio de Serenazgo en coordinación con la Policía Nacional, el Ministerio Público y otras instituciones más, realizó dos intervenciones a diferentes centros de diversión, como discotecas, locales nocturnos, bares, cantinas, recreos y otros, donde ubicaron a menores de edad, en especial niñas que no superan los 12 años y que eran explotadas en diferentes oficios, entre ellos el de ser "damas de compañía". Las pequeñas acompañaban a sujetos mayores en las mesas donde consumían bebidas alcohólicas.
La respuesta que daban las intervenidas eran casi similares: "Los dueños nos ofrecieron trabajo y como no tenemos dónde estar, nos quedamos aquí".
Triste y preocupante expresión formulada por las niñas, cuya transformación a ser mujeres antes de lo previsto, es común en varias zonas de la Selva Central, pues son captadas por estos individuos implicados en la trata de personas para la explotación sexual.
Tal como consigna el portal del Ministerio de Relaciones Exteriores, los tratantes son todos aquellos que intervienen en el proceso de la trata. Esto es: quienes reclutan, acogen y explotan a las personas dentro de redes organizadas con el fin último del beneficio económico. No hay un perfil determinado del tratante, a menudo son personas cercanas a las víctimas, familiares o amigos, observándose el fenómeno de la "segunda ola", que consiste en el uso de las propias víctimas para el reclutamiento.
Preocupan estas 23 desapariciones de pequeños en Huancayo y Jauja, que en muchos casos también se dan por la falta de comunicación entre padres e hijos, como la ausencia de valores en las familias. Estimo que esa es la causa de estas "desapariciones" o fugas de hogares de menores en al menos el 50 por ciento de los casos, pero el restante y quizás un mayor porcentaje está relacionado con la trata de personas.
En otros casos, la captación de los menores por los tratantes, es para ocuparlos en diferentes labores y en donde las víctimas son explotadas, pues la mayoría de veces los pequeños son trasladados a otras ciudades para mantenerlos alejados y sin contacto alguno con sus familiares.
Los abusos que se dan contra los niños que son destinados para trabajar son varios y los casos que se denuncian son mínimos.
Para evitar el traslado ilegal de menores a otras localidades, es necesario que la Policía Nacional destacada al control de carreteras incida más en estos operativos a cuantas unidades de transporte circulen por las diferentes vías.
Así, en parte, se podrá ayudar a disminuir los casos de desapariciones de niños, cuya cifra aumenta, y de ser necesario tratar de identificar a estos sujetos inescrupulosos que están metidos en dicho negocio.
Hay que recordar que mediante Ley Nro. 27202 publicada en el diario oficial El Peruano el 15 de noviembre de 1999, el Gobierno del Perú ha introducido en el Código Penal el delito del tráfico ilícito de personas, con penas privativas de la libertad (cárcel) que van desde uno hasta ocho años, que sanciona a quienes ilícitamente y con el fin de obtener una ventaja patrimonial para sí o para otro, ejecutan, promueven, favorecen o facilitan la trata de personas. Ojalá la PNP nos informe pronto sobre la detención de personas implicadas en el tráfico de personas.
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