Mafia de trata de personas se establece en Madre de Dios

EL día de hoy el Diario el Comercio ha publicado una nota sobre la Trata de personas con fines de explotación laboral en Madre de Dios, a continuación el texto publicado:

Por: Ricardo León


“Estuve como cinco años en ese lugar. Mi tío venía de tiempo en tiempo, creo que cada tres meses, a ver si estaba trabajando y recibía plata. Venía, pero no me decía nada. Solo me miraba de lejos. La señora Marta (cocinera) me decía que me había vendido al “patrón”. Yo no entendía eso”.*

El mundo paralelo que se vive en los circuitos comerciales informales de Madre de Dios —la minería artesanal y la tala de árboles, básicamente— no se resume solo como un problema de economías que crecen y crecen sin pagar impuestos, o como la obscena destrucción de valiosos ecosistemas amazónicos. Es, ante todo, un serio problema social.

Una de las aristas de este problema ha sido investigada a fondo por el Instituto de Estudios Internacionales (IDEI), de la Pontificia Universidad Católica del Perú, y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). El resultado es el informe titulado “La trata de personas con fines de explotación laboral: el caso de la minería aurífera y la tala ilegal de madera en Madre de Dios”, publicado este año.

Aunque es imposible dar una cifra de cuántos trabajadores de las zonas mineras y madereras de esta región son víctimas de la trata, basta con decir que se han encontrado centenares de casos —muchos de ellos de menores de edad— que son parte de una crisis que, por su duración, ya hasta parece pasar desapercibida.

PRESAS DEL ENGAÑO
“Así llegamos a un lugar que lo llamaban Huaype. Después nos enteraríamos de que se llama Huepetuhe (...) Escuchamos murmurar a unas personas de Huaype: “Ahí vienen más obreritos. Pobrecitos”, y se rieron”.*

El estudio señala que nueve de cada diez víctimas de la trata son hombres, y que alrededor del 20% son menores de entre 12 y 14 años. Un alto porcentaje de ellos proviene de Cusco, Apurímac, Arequipa y Cusco.

Las víctimas —personas con necesidades económicas urgentes, casi siempre— son captadas a través de avisos publicitarios o de familiares cercanos. Una vez llevadas a la zona de explotación minera o maderera, son “entregadas” a los capataces. Para convencerlas de quedarse, les entregan adelantos de dinero (un promedio de S/.200 o S/.300), así como víveres, mudas de ropa y hasta medicinas. La imagen de un patrón “bueno” las cautiva. Esa sensación de aparente bienestar dura un promedio de tres meses, según los testimonios recogidos en la zona. Después, sin embargo, vienen los problemas.

SERVIDUMBRE POR DEUDAS
“En todo ese tiempo yo tenía mucho miedo. Pegaban duro a los que no querían trabajar u obedecer. Un día casi le matan a un peón, Leo se llamaba. Dijeron que se había robado dos gramos de oro, pero él decía que no. Le metieron al pozo y le hacían ahogar. Le pegaron con palo, con puñetes y patadas”.*

En otros casos, las víctimas son asesinadas. Antes de ello, les retienen los documentos básicos para disuadirlas ante cualquier intención de escapar. Luego, las obligan a pagar esos “adelantos” con sumas usureras. La víctima está atrapada. En términos académicos, a eso se llama sistema de servidumbre por deudas.

Buscar un policía o alguna otra autoridad es un despropósito: en las zonas donde se busca oro o se cortan árboles el Estado es, aunque suene repetitivo, una cosa difusa, un espejismo. Su ausencia absoluta es la causa primera de esta crisis, por cierto.

TESTIMONIOS DE VÍCTIMAS DE ENTRE 16 Y 21 AÑOS.
Problema requiere atención urgenteSegún Fabián Novak, director del IDEI y uno de los autores del estudio, la explotación laboral no es la única causa de preocupación entre la población de Madre de Dios. También existe la trata de mujeres con fines sexuales. Peor aun, ha habido reportes recientes —muy poco documentados, salvo pequeñas notas en periódicos locales— sobre una mafia dedicada al tráfico de órganos, cuyas víctimas son, por lo general, niños.

En el Ejecutivo, quien dio esta semana la voz de alerta fue el titular del Ministerio del Ambiente, Antonio Brack. Según él, es urgente una labor multisectorial en la región, en zonas mineras como Guacamayo, Delta 1 y Huepetuhe, así como en aquellas donde se explota la madera. Por lo pronto, en los próximos días se presentará un informe ante el Consejo de Ministros para empezar a tomar las primeras decisiones. Más vale tarde que nunca.

Extraído del Diario El Comercio.
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