Carlos Basombrío, exministro del Interior.
La III Cumbre de las Américas se está llevando a cabo en la ciudad de Lima y tiene como tema la “Gobernabilidad Democrática frente a la Corrupción”. Sin embargo, el tema de trata de personas está pasando desapercibido. ¿Cuál es la relación entre trata de personas y corrupción?
La trata de personas puede existir por un conjunto de factores: las necesidades de las víctimas, organizaciones criminales que se dedican a ese negocio ilegal, pero también por la complicidad de actores estatales que por acción u omisión permiten que esto se produzca. Esto, generalmente, es consecuencia de pagos ilegales que permiten que esto ocurra. Desde el chofer del ómnibus que permite que entre una persona indocumentada, hasta el inspector de bares que no vigila si hay menores de edad trabajando, así como algunos policías, entre otros ejemplos. Entonces la trata de personas como fenómeno delictivo solo puede crecer cuando hay corrupción. Creo que ese es el punto medular que explica que las organizaciones latinoamericanas de trata de personas han querido introducir al debate.
De las siete Cumbres anteriores a esta, solo dos incluyeron en sus declaraciones finales alguna preocupación por incluir a la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes. ¿Qué está pasando con las cabezas de Estado? ¿Cree usted que la preocupación ante este tema es débil?
Por lo que he percibido es que la trata de personas es un delito por el cual las sociedades y Estados están tomando más conciencia paulatinamente, creo que en el caso de CHS Alternativo ha hecho un trabajo notable para difundir la esclavitud moderna y crear obligaciones estatales para crear legislación que lo sanciona. Pero todavía estamos en una etapa inicial de la conciencia social.
¿Por qué los registros de casos de trata de personas en la región son tan diferentes entre sí?
En términos generales, los delitos están subregistrados en América Latina y en el caso de trata de personas por la razón de que hay una conciencia reciente y una acción estatal relativamente reciente. Además, hay muchas personas que no perciben la trata de personas como un delito; en alguna de sus modalidades, cuando se llevan a una niña a trabajar como empleada doméstica, por mencionar un ejemplo. Ahí hay un trabajo duro por concientizar y eso irá trayendo más condenas y mejores estadísticas.
¿Cuál es el rol que cumple la sociedad civil en este tipo de eventos? ¿Cuál es el alcance al que puede llegar?
En una Cumbre tenemos los textos formales vinculados que ya se han venido discutiendo por los gobiernos en los meses previos, muy raro sería cambios importantes en esto. Habiendo una Cumbre paralela y medios de comunicación de toda la región, algunas cosas se pueden lograr en el campo de la consciencia y la difusión.
¿Qué esperaría de esta Cumbre en relación al tema de trata de personas y tráfico ilícito de migrantes? ¿Cómo pedir a los jefes de Estado que reaccionen ante este delito y tomen medidas más severas o, de lo contrario, que asuman un compromiso verídico para luchar contra este fenómeno?
Ojalá que, como en las anteriores Cumbres, haya alguna mención o un plan de acción, que es más importante que la mención. Es difícil establecer impactos aislados, las cosas no cambian solo por un ángulo del problema, sino por múltiples intervenciones y probablemente algo pueda haber influido por esas menciones. Pero creo que lo que más influye es el trabajo de organizaciones como CHS Alternativo que han desarrollado consciencia, herramientas, legislación y vigilancia.