En el Perú no hay una conciencia de que la trata es un delito

Entrevistamos a Gabriel Arriarán: Periodista en La Mula. Especialista en temas de trata de personas, corrupción del Estado y minería informal. Actualmente investiga la situación de la minería informal en Madre de Dios y su relación con la trata de personas. Su blog El útero de hierro, ha recopilado datos históricos e información sobre la relación entre la actividad extractiva y la esclavitud.


Gabriel resalta la labor y el compromiso que desde La Mula se viene haciendo en la lucha contra la trata de personas no sólo como portal de información sino también como un sitio de denuncia e  investigación sobre el delito.


¿Cómo nace El útero de hierro?

Nace como un proyecto de doctorado que inicié en Londres y luego en Barcelona, y también como una investigación histórica. Lo que me condujo al tema de la trata de personas fue la investigación sobre la esclavitud en la época del caucho en Madre de Dios. Es una investigación que vengo haciendo desde hace 14 años, recopilando, sobre todo, documentos históricos, de los cuales algunos ni siquiera he encontrado aquí, los he encontrado, por ejemplo, en El Pabellón de la República, en Cataluña.


¿Se debería hablar de minería informal o minería ilegal?

No hay mucha diferencia entre ambas, los mismos mineros transitan entre la ilegalidad y la informalidad. Lo más importante para considerar a un minero como ilegal es que realiza minería en donde no está permitido. Sin embargo, los mineros informales son los que tienen concesiones, es decir, que practican minería en áreas que el Estado ha concesionado para eso, que es legal, pero que no reúnen las condiciones para considerarse mineros formales, estándares, contrataciones, etc.


Dentro de la labor del Estado se suele hablar mucho de Estudios de Impacto Ambiental (EIA) y políticas de medio ambiente, ¿dónde queda la preocupación por las personas que pueden estar siendo explotadas o que se vuelven vulnerables frente a una zona de extracción minera?

Yo creo que queda en iniciativas muy individuales que vienen desde distintas instituciones, por ejemplo, desde la misma policía, desde ONGs, investigaciones como la mía u otras parecidas, pero en el fondo son iniciativas que no están articuladas en un plan.


Dentro del presupuesto anual del Estado no existe una cifra destinada exclusivamente a combatir la trata de personas. Por parte del MININTER las acciones contra el delito se derivan de otras carpetas. ¿Cómo se puede visibilizar correctamente el delito para que se le destine un monto?


El tema es bastante amplio. Comenzaría por identificar las causas de por qué no hay un presupuesto, yo creo que una de las razones que podrían esgrimirse para esto es que la informalidad en el país está demasiado generalizada, hay una cultura de informalidad en el país enquistada en todo. Entonces, si tienes un Estado que favorece casi siempre a las empresas en cuanto a la legislación laboral y tienes por otro lado un gran problema de informalidad, el mensaje que estás enviando es mientras menos mueves vas a llegar mejor, entonces, la informalidad muy fácilmente se puede confundir con un cierto discurso neoliberal también, una falta de institucionalidad.


¿Y cómo es posible que mientras se habla de un crecimiento económico y un desarrollo del Perú, la sociedad no tenga una mayor conciencia frente a la esclavitud?

Yo creo que en el Perú no hay una conciencia de que la trata es un delito, porque la relación elemental de la trata, la del patrón con la víctima de trata, está en la esencia del nacimiento del Perú como nación. Si tú lees, por ejemplo, República sin ciudadanos de Alberto Flores Galindo, en el SXIX, en Lima, en el diario El Comercio se publicaba anuncios de trata, tal como se publican ahora en los mercados. Entonces, es una forma de relacionar el delito con nuestra historia, debido a que está tan profundamente arraigada en nosotros, no se percibe como un delito y cambiar esto  implicaría una reforma total de nuestro contrato social más que del Estado.


Es decir, que a pesar de los años de desarrollo e historia y las denuncias, ¿dentro de la sociedad peruana, la esclavitud todavía existe?

Hay algo cultural e histórico vinculado a la trata que, en mi opinión, hace que los peruanos no la percibamos como un delito. Es un tema de costumbres, estamos muy poco acostumbrados a tratarnos horizontalmente, sino más bien a establecer con los demás relaciones jerárquica y de ahí a explotar a otra persona no hay más que un par de pasitos. Al mismo tiempo considero que la trata como tal aparece en el momento en que esta relación entre patrón y sirviente comienza a fallar, hay un tema de necesidad de mano de obra, por ejemplo, si no tienes suficientes obreros para llevar a un sitio y otros no quieren ir, van en contra de su voluntad. Y eso aplica tanto para la explotación laboral como para la explotación sexual.


Es como el explotador que no ve la magnitud del asunto, que se ve como un empresario más, pero no como un delincuente

Ajá, se ve como un empresario informal y que todos en el Perú son empresarios informales.


¿Ha habido una respuesta por parte de las autoridades de Madre de Dios frente a la situación?

Hasta donde me quedé, se necesitaba un albergue para acoger a las víctimas de trata que eran rescatadas, pero ni siquiera se había llegado a un acuerdo para construir este albergue, algo que debería ser muy simple, además que la tierra en la selva es barata, hay una mayor disponibilidad de tierras que en Lima.


La ministra Carmen Omonte ha anunciado que se van a crear dos centros de atención residencial, pero no dicen dónde exactamente.

Si se demoran tanto para hacer una cosa tan simple, es que algo está fallando.


¿Sabes si, dentro del proceso de formalización a los mineros, existe algo que les informe acerca del tema de trata de personas?

Estuve en Puerto Maldonado la semana pasada y hablé con el asesor de la Fedemin (Federación Minera de Madre de Dios), Eduardo Salhuana y le dije que en los campamentos mineros hay trata de personas y una serie de delitos conexos, que es altamente posible que haya un vínculo entre la minería ilegal y el narcotráfico, tráfico de combustible, toda esta maraña de imperialidad. Y lo que me contestó fue “bueno, pero eso escapa de nuestra formalización”.


Si llegaran a formalizarse todos  los mineros, ¿desaparecería la trata de personas?

Ese es un buen punto. No, en el proceso de formalización no se habla nada acerca de trata ni que parte de los pasos de la formalización tendría que incluir la prohibición de negocios como los prostibares.


Algo que las mineras formales sí tienen pero como parte de sus políticas de responsabilidad social, es que nace de ellos mismos frente a una demanda social.

Tendría que existir un compromiso de los mineros. Parte del proceso de formalización tendría que contemplar este compromiso de los mineros para pelear, junto con el Estado, con la trata de personas, así como contra la explotación sexual y laboral.


¿Cómo tendría que plantearse esta formalización?

Lo que pasa es que es algo que se maneja a dos niveles: un nivel político y un nivel técnico. Si lo manejas a nivel político la solución a la que vas a llegar probablemente no sea satisfactoria, porque vas a solucionar el conflicto del momento pero no vas a solucionar la causa del conflicto, que es lo que está pasando con la mayor parte de los conflictos sociales en el Perú.

Si el Estado quisiera arreglar la causa de la minería ilegal tendría que comenzar por un ordenamiento territorial a rajatabla, o sea, en qué lugar se puede realizar qué actividad económica. Por ejemplo, que el Estado no pueda concesionar el terreno donde está tu casa para hacer minería, lo cual supondría incluso cambiar la constitución, porque hay un artículo de la Constitución que dice que el Estado es dueño del subsuelo. Entonces se necesitaría hasta una reforma constitucional para comenzar a solucionar esto. Si eso no se hace, va a pasar lo que ha venido sucediendo en toda nuestra historia, vamos a tener booms extractivos, como han sido el guano, el caucho, la anchoveta y normalmente estos booms extractivos siempre están acompañados de: devastación ambiental y de trata de personas, es decir, la trata de personas está relacionada totalmente a esta economía extractivista que tenemos en el Perú. Mientras que esto no comience a cambiar, no podemos esperar gran cosa. Lo que podemos esperar es que nos olvidemos del problema una vez que baje, en este caso, el precio del oro, hasta que se comience a demandar en el mercado internacional otra materia prima y aparezca otro boom, y alrededor de ese boom nuevamente aparecerá la trata de personas, explotación laboral y una depredación ambiental.


¿Por qué se realizan interdicciones a campamentos mineros y no van a los prostibares o negocios similares?

Han habido, por parte de la DIVINTRAP, operativos el año pasado, en donde se desactivó una banda de trata. El problema es el nivel de corrupción al que ha llegado la policía en Puerto Maldonado. Entonces, no tienes una policía bien pagada, comprometida con la ciudadanía, sino más bien una policía extorsionadora, coimera . Por ejemplo, lo que dicen los mismos mineros es que los asaltos los realizan con armas largas, que manejan la policía, y con tácticas militares. Todo esto apunta contra la policía de Puerto Maldonado. Entonces, si tienes una policía así, no puedes luchar contra la trata ni contra nada, tienes una banda de delincuentes más. Lo que se ha hecho, se ha hecho desde Lima, enviando gente para allá.


¿Y las autoridades regionales tampoco han emitido respuesta?

Lo que pasa es que existe un nivel de corrupción en Madre de Dios entre la policía, el gobierno regional, la municipalidad, incluso el Poder Judicial. Creo que lo que se podría hacer sería más campañas de prevención para que los mismos pobladores no caigan en estas redes de trata, que no crean en estos falsos anuncios de trabajo y sea consciente del peligro.
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