Cuando se afirma que ¡todo trabajo ennoblece! es una verdad a medias. Lo cierto es que el trabajo fí¬sico, en lo que a los niños se refiere, está debidamente legislado. Pero en el Perú, como siempre, las leyes se acatan pero no se cumplen. Así¬, todos sabemos que hay muchos niños que son vilmente explotados.
Lamentablemente, la explotación infantil crece de modo alarmante y es una verdad inocultable. Hay numerosos niños que trabajan pisando barro, acarreando materiales y llenando los bloques de madera para la fabricación de ladrillos. Cuando se trata de conocer la verdad de los hechos, los responsables los ocultan y no ha pasado nada.
Esos niños expoliados hoy serán mucho más pobres mañana si no tienen acceso a una adecuada y oportuna educación. Pero nos hemos acostumbrado (no todos) a ser cada vez más insensibles. La deshumanización es un hecho diario y así, ver a un niño explotado, ya nada nos duele.