Hay 1.368 bolivianas y peruanas explotadas

Están cautivas en las minas de Puno

laprensa.com.bo

Las jóvenes son llevadas con engaños a Ananea, La Rinconada y otros centros mineros del sur peruano. Al llegar a destino, son obligadas a prostituirse. Una oenegé determinó que 1.368 mujeres, la mayoría de ellas bolivianas y peruanas, se encuentran en esta difícil situación.

Un reporte de radio Pachamama, de Puno, da cuenta de que Roberto Rodríguez Guerra, consultor de Capital Humano Social Alternativo, reveló que “este delito se viene expandiendo en la región de Puno, frontera con Bolivia”.
La falta de trabajo, la disgregación familiar y otros factores obligan a las jóvenes a aceptar propuestas de trabajo que resultan ser trampas y terminan envueltas por redes de tratantes de seres humanos.

EL cónsul boliviano. Según la mencionada estación radial, el cónsul de Bolivia en Puno, Eloy Poma Machaca, señaló que esa representación nacional repatrió a 20 ciudadanas bolivianas que fueron víctimas de la trata de personas.

A fin de reprimir esta actividad criminal, Poma Machaca coordina acciones con la Fiscalía de Puno, pues el objetivo es llevar a los delincuentes ante la justicia ordinaria para que sean sometidos a procesos penales.

Sin embargo, de acuerdo con radio Pachamama, “la lejanía (con respecto a áreas pobladas) y la inseguridad de las zonas mineras en la región sureña (de Puno) dificultan la intervención de la Policía y Fiscalía”.

Por ello, el Cónsul boliviano anunció una campaña de sensibilización para concienciar a las personas y no dejarse engañar por los traficantes que siguen la ruta entre Desaguadero y Juliaca.

“En las próximas semanas, junto con la Policía estaremos realizando un megaoperativo en las zonas mineras de Putina, a fin de rescatar a más conciudadanas, al tener conocimiento de que en la región hay cerca de un millar de mujeres que se dedican a la prostitución, de las cuales la mayoría son bolivianas”.

5 horas de viaje por vía terrestre deben realizarse para llegar desde Puno hasta el centro minero de Ananea.

Un informe del diario El Comercio, del país vecino, da cuenta de que a medida que se avanza por un camino sin asfaltar hacia La Rinconada, “el panorama se transforma y aparecen los terribles efectos de la minería ilegal descontrolada: toneladas de tierra removida, cráteres kilométricos, basura por doquier, relaves dorados que se ramifican sin fin, maquinaria pesada sin placas, así como ruidosos motores conectados a largas mangueras que bombean el agua desde una laguna cercana hasta los ‘chutes’, como llaman a las estructuras artesanales utilizadas para separar la tierra de lo que podría ser un gramo de oro, cotizado entre 60 y 80 soles”.
Así, se arriba a Ananea, una población de 12.000 personas, en la que los socavones son innumerables y generan contaminación que llega hasta el lejano lago Titicaca.

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