Dramática realidad que ocurre en la región Madre de Dios. Poblado minero en el corazón de la selva de Puerto Maldonado se ha convertido en un lugar donde se desarrolla la trata sexual a vista y paciencia de las personas. Dos son las rutas que utilizan las mafias: la de Iquitos y la de Cusco.
¿Por qué no me dijeron la verdad? ¡Quiero volver a mi casa! ¡No lo haré con ese señor! ¡Yo no vine para esto!...Guadalupe despierta de golpe, observa el dulce rostro de su madre asomarse preocupada por la puerta de su dormitorio y una infinita tranquilidad la invade en cada uno de sus respiros. Era solo una pesadilla. Aquellos días terribles ya han terminado y ahora está en casa.
Guadalupe (17), a quien llamaremos así por su seguridad, fue una víctima de trata sexual en el pueblo de Huepetuhe, en el corazón de Madre de Dios. Y es que esta humilde adolescente, por la necesidad económica que existe en su hogar, decidió, hace dos años, buscar trabajo en una agencia de su natal Cusco, encontrando tras esta búsqueda terribles experiencias que marcaron su vida.
PURAS MENTIRAS
“En la agencia me dijeron que había un trabajo de mesera en Puerto Maldonado, y como la paga era buena (S/.450), me daban alojamiento y las personas de la agencia me daban mucha confianza, acepté. Pero una vez que llegué allí me llevaron a una zona muy alejada de la ciudad llamada Huepetuhe, eso me comenzó a asustar”, cuenta Guadalupe al rememorar cómo comenzaron aquellas espantosas experiencias que le tocó vivir. Y continúa: “Lo peor fue cuando llegamos al lugar y me dijeron que tenía que atender los deseos de los clientes. Era horrible. Felizmente en un descuido logré comunicarme con mis padres y pude salir de ese infierno”, evoca asqueada.
Al igual que ella, cientos de adolescentes son captadas en diferentes zonas del país por desalmadas personas que solo buscan utilizarlas para generarse jugosas ganancias económicas. Madre de Dios constituye uno de los principales destinos para ejercer este delito en el que muchas adolescentes, sin saberlo, se convierten en víctimas.
PODEROSA CAUSA
¿La razón del destino? Un estudio realizado en la zona por la ONG Movimiento El Pozo revela que la principal razón por la que llevan a las víctimas de trata a Madre de Dios es la minería informal que se realiza en esos territorios selváticos.
“Dado que la minería es realizada mayoritariamente por concentraciones masculinas, hay comerciantes que ofrecen productos y servicios que son demandados por los varones. Esto viene a ser el alcohol, el espectáculo erótico y los servicios sexuales”, menciona Kathy Maguiña, representante de la ONG Movimiento El Pozo.
Es así que en Huepetuhe, lugar donde la extracción de oro reina, existen bares y cantinas en los que los concurrentes, en su mayoría mineros, requieren acceder a mujeres dispuestas a tener un contacto sexual.
Asimismo, a decir de Maguiña, los hombres que asisten a dichos lugares de “diversión” solicitan mujeres cada vez más jóvenes, por lo que para los dueños de estos negocios, que generalmente son mujeres, las adolescentes y jovencitas constituyen su principal mercancía.
Este aspecto se refleja en el último informe del Registro Estadístico de Trata de Personas de la Policía Nacional (RETA-PNP), el cual señala que el 61% de víctimas de trata a nivel nacional son menores de edad.
Engaño laboral
Así como Guadalupe, el 80% de adolescentes caen en estas redes de tratantes por un ofrecimiento laboral falso. “Las víctimas son captadas por engaño, con la promesa de trabajar en restaurantes o en otras actividades, pero cuando llegan al lugar se encuentran con otra realidad”, señala Tammy Quintanilla, directora del Movimiento El Pozo.
De acuerdo con lo informado por Quintanilla, las modalidades de captación que emplean los tratantes para conseguir que las mujeres acepten ir a Madre de Dios son principalmente tres: la falsa oferta de trabajo, la seducción y la violencia. Pero además, todas estas modalidades tienen en común un lugar de destino totalmente alejado a la residencia de las víctimas.
“El hecho de colocar a una persona en un contexto ajeno al suyo genera un estado de indefensión en las víctimas, convirtiéndolas así en personas vulnerables e indefensas ante sus captores”, explica Quintanilla, tras comunicar que la población del lugar calla los hechos por ciertos patrones culturales que ven esa problemática como algo cotidiano y, por ende, no la denuncian.
Guadalupe logró escapar porque denunció el hecho ante su familia. No obstante, en nuestro país estas acciones son poco usuales, ya que la mayoría de jovencitas que caen en las redes de los tratantes callan las circunstancias que viven por temor y vergüenza. Lo cierto en este hecho es que solo rompiendo aquel forzado silencio este terrible acto delictivo podrá ser sancionado.
TENGA EN CUENTA
Explotación. El Ministerio Público identificó que Tumbes, Madre de Dios y Tacna son las regiones que registran mayor incidencia delictiva de trata de personas y explotación sexual.
Cifras. Según la ONG CHS Alternativo, en 2008 se registraron 493 víctimas de trata, de las cuales 303 eran mujeres. Y del total de víctimas, 321 eran menores de edad. Asimismo, en lo que va del año se han identificado a 69 menores víctima de trata.
Teléfono. Para denuncias llamar al 0800-2-3232.
La trata, sus modalidades y sanciones
La Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional señala que por trata de personas se entenderá la captación, el transporte, el traslado o la recepción de personas recurriendo a la amenaza, al uso de la fuerza u otras formas de coacción con fines de explotación, mayormente de tipo sexual.
Las modalidades más comunes de captación de jovencitas son tres: el engaño sobre una oferta de trabajo (que es la más usada), la seducción y la violencia.
Las personas que se dedican a captar víctimas son mayormente mujeres jóvenes.
Las penas para los tratantes dependen de la gravedad del delito. Así, las más leves reciben de 8 a 15 años de cárcel; las más graves, cuando se ve afectada la salud de la víctima, de 12 a 20 años. La pena máxima para los tratantes es cadena perpetua y se da cuando el hecho ha causado la muerte de la persona.
Extraído de: Diario La República/Cinthia Garreta.
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