La trata de personas, el delito conexo de la minería ilegal en La Pampa


Por El Comercio

Madre de Dios es la tercera región con más denuncias por trata de personas en el Perú. Solo en el 2018, el Ministerio Público recibió 71 denuncias por este delito. Si hacemos un conteo más amplio, veremos que la cifra es preocupante: en los últimos 10 años hubo 586 casos por este delito en esta región.

Las cifras de trata de personas se explican por la presencia de uno de los delitos que más daño ha hecho a la región: la minería ilegal. Ambas actividades ilegales predominan en la zona conocida como La Pampa.

La llegada de mineros ilegales atrae a los centros de diversión donde se perpetra la explotación sexual y laboral. Los bares se instalan en los campamentos mineros que se levantan en la zona de amortiguamiento de la Reserva de Tambopata. Entre las víctimas siempre hay menores de edad que son captadas a través de engaños: les ofrecen trabajar como meseras, un sueldo apetecible e incluso les pagan los pasajes para que viajen desde Lima, Puno y Cusco.


La explotación sexual y laboral también se da en los antros que se ubican a lo largo de la carretera Interoceánica, en la zona de La Pampa.

El Comercio ha podido comprobar en varias oportunidades cómo funcionan estos centros de diversión. Todos los antros tienen las mismas características: un bar con licores y una libreta con los nombres (falsos) de las chicas, un espacio para las mesas con un par de sillas y un segundo piso con diminutas habitaciones numeradas y selladas con candados como si fueran celdas.

Esta fue una operación policial realizada en el 2017 en los centros de diversión de la Interoceánica, en la zona de La Pampa, en Madre de Dios.


La mayoría de jóvenes no son conscientes de que son víctimas de trata. Creen que como no son obligadas no hay delito. Por eso prefieren no denunciar los maltratos.

En estos bares, las jóvenes son ofrecidas a los mineros que llegan a la zona cada semana.

¿Cómo captan a las víctimas en esta región? Pues la mayoría lo hace a través de la modalidad del enganche. Este consiste en que el empleador le adelanta pagos a la víctima,por concepto de traslado o simples adelantos de salario, durante los tres primeros meses, los que luego les descontará de su pago. De esta manera, crea una deuda “que perdurará en el tiempo y una práctica de servidumbre por deuda”.

Según refiere un estudio de la ONG CHS Alternativo, uno de estos centros de diversión puede tener entre 3 a 80 jóvenes trabajando. Las mujeres, tanto adultas como menores de edad, son contratadas como damas de compañía. Su trabajo consiste en ‘fichar’, es decir hacer comprar y beber alcohol a los clientes. Si se resisten pueden ser multadas por la administradora del lugar.

La mayoría de las víctimas que llega a esta zona no tiene educación secundaria completa. Sin embargo, hay casos en los que llegan estudiantes para trabajar en los campamentos mineros durante la temporada de vacaciones. Muchos de ellos provienen de familias disfuncionales y pobres.



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