Editorial N° 249: POR UN INTERNET SEGURO

Hace unos días (5 de febrero) se celebró a nivel internacional el día del internet seguro, fecha propicia no solo para recordar los múltiples riesgos que anidan en la web sino, sobre todo, para demandar a las autoridades correspondientes una mejor labor de prevención, una atención más enfocada en las víctimas y un implacable trabajo de persecución contra todo tipo de explotadores.
Si bien el anonimato de internet ha posibilitado darle voz a sectores marginados o, concretar en algunos casos la libertad de expresión, también ha facilitado los engaños, las falsas identidades y, con ello, la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes (ESNNA). En ese sentido, el ciberespacio sigue siendo poblado por abusadores que, agazapados y cambiando de identidad de acuerdo a la ocasión, buscan relacionarse y captar a sus víctimas.
De acuerdo a una investigación hecha por la red End Child Prostitution, Child Pornography and Taffiking of Children for Sexual Purposes (ECPAT), el intercambio y comercio de material de abuso sexual a niños, niñas y adolescentes continúa creciendo a nivel mundial; y, además, ha ganado en difusión y perversidad.
Según esta información, el perfil de las víctimas de este tipo de abuso son mujeres menores de 13 años; con el agravante de que la edad de las violentadas es cada vez menor. El estudio de ECPAT da cuenta, además, que los foros utilizados por los perpetradores del delito (sobre todo en la llamada internet oscura) funcionan como normalizadores, es decir, el libre intercambio de sus experiencias les hace sentir que su comportamiento no es tan fuera de lo común y ello, a su vez, los alivia de culpa y les incentiva a continuar con estos actos.
Otro indicador que preocupa es la creciente severidad de los abusos sexuales que circulan en la web. Sobre este punto, ECPAT señala que el nivel de sometimiento y de humillación ha ganado en intensidad. Una de las principales razones por las que la violencia ha aumentado es por la sensación de impunidad instalada en internet y alimentada por las limitaciones de la investigación criminal. Al respecto, y siempre de acuerdo al mismo estudio, dos de las dificultades centrales en la persecución de este tipo de delincuentes son los pocos recursos disponibles en las agencias policiales y el poco personal especializado.
Pero, ¿qué hacer entonces? Sin duda la labor de prevención contra la ESNNA es importante y en ese aspecto el papel de los padres de familia, tutores y profesores es vital e indispensable. Sin embargo, en el ámbito persecutorio el Estado tiene la responsabilidad principal.
Para enfrentar a este flagelo se requiere básicamente potenciar al aparato estatal. Una de las metas centrales es tener una legislación que penalice con claridad todas las formas de explotación de los niños, niñas y adolescentes, sin dejar impune lo que ocurra en el ciberespacio. Pero no basta con criminalizar las acciones de abusadores sexuales en línea, el Estado debe proveer los recursos económicos, humanos y tecnológicos necesarios para garantizar su identificación, juzgamiento y encarcelación.
Sin duda el Estado ha dado pasos positivos como, por ejemplo, la dación de nuevas leyes, la creación de fiscalías especializadas y la aprobación del Plan Nacional contra la Trata de Personas 2017-2021, el cual tiene como uno de sus objetivos mejorar la fiscalización y persecución de este delito; pero, la realidad lo indica, queda todavía mucho por hacer.
El internet seguro apunta atener un ciberespacio lo menos peligroso posible, en particular para los niños, niñas y adolescentes. En ese sentido, si bien todos, cada uno en su rol,debemos ser vigilantes, el Estado debe garantizar la constante capacitación de todos los actores del sistema judicial y policial a fin de aplicar y ejecutar las leyes de manera imparcial, firme y oportuna.
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