La desigualdad en Perú
es culpable de la trata de personas, la cual involucra a un número
desproporcionado de niñas y mujeres indígenas
Los esfuerzos para ayudar a miles de menores y adultos
víctimas de trata de personas en Perú están siendo socavados por una economía fuerte,
las desigualdades sociales y étnicas que perduran, y la falta de conciencia, el
jefe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en el país, ha
advertido.
José Iván Dávalos, Jefe de misión de la OIM en Perú, dijo
que a pesar de la creciente voluntad política para hacer frente a la trata de
personas, el progreso se estaba frustrando por la suposición de que el país –que
tuvo una tasa de crecimiento del PIB del 5,8% el 2013– ya no necesita la ayuda
de organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales.
"Es un poco complicado en el Perú, ya que parece
sorprendente que un país que cuenta con niveles tan altos de crecimiento aun
deba necesitar ayuda," dijo Dávalos. "Frente a este crecimiento,
[agencias] están eligiendo salir del país e ir a Bolivia o Haití. Perú se ha
convertido en una víctima de su propio éxito –pero hay que saber cómo medir el
éxito. Como dijo Mark Twain: "Hay tres clases de mentiras: las mentiras,
las mentiras malditas y estadísticas."
Dávalos –quien ha trabajado en Afganistán, Angola, Croacia y
Haití, entre otros países– dijo que promedios económicos simplemente no dan una
imagen completa de los retos que enfrentan muchos de los 30,4 millones de
habitantes del Perú.
"Aquí en Lima se puede encontrar restaurantes al igual
que en Manhattan, pero también se puede encontrar lugares que se parecen más a
Mogadiscio," acotó el Jefe de misión de la OIM. "Hay lugares en Lima
donde la policía no va, pero también hay lugares donde se puede comer la mejor
pieza de pescado en el mundo. A menudo las agencias miran al Perú y dicen: 'No.
Usted no necesita nada."
Dávalos dijo que la trata de personas en Perú –que tiende a
involucrar a un número desproporcionado de niñas y mujeres indígenas– se
concentra en el sur del país en áreas tales como Cusco y Madre de Dios, que es
el hogar de miles de minas de oro ilegales.
"Las niñas y las mujeres que son víctimas de trata
suelen ser indígenas; su origen étnico las hace especialmente vulnerables,"
dijo. "Si eres una chica o una mujer y eres pobre e indígena, eres mucho
más propensa a ser víctima de trata."
El Índice Global de la Esclavitud 2014 estima que hay 66.300
personas en esclavitud moderna en el Perú –el 0,2182% de la población. Perú ocupa el
sexto lugar en la lista de países de las Américas donde las personas están en esclavitud, detrás de Haití, Surinam, Guyana, México y Colombia.
Según Dávalos, el trabajo de los traficantes a menudo se hace
más fácil porque muchos padres dan por hecho que sus hijos deberían estar
trabajando.
“Hay familias que lo facilitan,” dijo. “A veces, cuando las
agencias van a encontrar y rescatar a niñas víctimas de trata, estas son
detenidas por las propias familias. Muy a menudo, sus madres y padres ven esta
situación como contribución de sus hijas a la familia; ellos no pueden entender
por qué la gente quiere quitarles ese ingreso.”
La organización ha utilizado grupos de teatro e historietas
para tratar de cambiar las actitudes mediante la educación a menores y adultos
sobre las realidades de la trata de personas. Entre mayo de 2012 y septiembre
de 2014, se llevó a cabo el proyecto Caravana de la vida en Madre de Dios, una
iniciativa en la cual una clínica móvil de salud lleva equipos médicos a las
aldeas remotas.
Además de proporcionar los servicios básicos de salud, como
triaje, odontología y obstetricia, la iniciativa permite a la organización
identificar y ayudar a aquellas personas que son víctimas de trata en la región,
y que son forzadas a trabajar como mano de obra o en el comercio sexual. La OIM
también trabajó con el gobierno regional para desarrollar un plan de lucha
contra la trata de personas.
“La Caravana de la vida era una manera de sensibilizar a la
población,” dijo Dávalos. “Fue diseñado con dos objetivos simples: para
proteger a las personas y para prevenir la trata. El programa nos ha permitido
detectar las posibles víctimas de trata de personas, ya que no puedes subir a un
camión que diga ‘Luchando contra la Trata de Personas’. Si lo hace, es muy
probable que sea atacado y asesinado.”
Lo que la OIM no podía hacer, añadió, era castigar a los
autores: “El procesamiento de los delincuentes es un asunto de la policía y el
Estado, no de nosotros.”
Mientras Dávalos elogió al gobierno peruano por la
introducción de la legislación contra la trata de personas, él dijo que más dinero
necesita ser invertido para abordar la problemática.
“La trata de personas es un tema muy, muy sensible en el
Perú,” dijo. “Aunque es un tema delicado, hay afortunadamente algunos
ministerios y otras agencias que trabajan para combatirla. [Pero] el fondo del
gobierno para luchar contra la trata de personas es el 0,00006% de la
asignación presupuestaria total.”
Agregó que la trata de personas a menudo no es una de las
principales preocupaciones en un país donde los recuerdos del terrorismo y la
hiperinflación aún están vivos. Según una encuesta reciente del crimen, los
peruanos están más preocupados por el sicariato, la corrupción, la extorsión,
el secuestro, el soborno y el tráfico de drogas que la trata de personas.
Pero Dávalos dijo que la desigualdad se encontraba en el
corazón de todo. “La trata de personas tiene sus raíces en la pobreza y la
falta de oportunidades,” dijo. “Es difícil admitirlo, pero esa es la verdad.
Ahí es donde el Estado entra. Tiene que haber formas de distribuir
equitativamente la riqueza y eso significa planes nacionales de largo plazo y
una mayor voluntad política en los niveles superiores.”
“Si bien algunas comunidades responden muy bien, hay otras que esconden a las niñas y niños de los visitantes,” dijo. “Es un problema estructural; algunas personas dicen: “Si el Estado no puede ayudarme, voy a tener que poner mi familia a trabajar.”