Menores fugan de sus hogares y son captadas por una mafia de trata de personas

Adolescentes fueron captadas con engaños. Les prometieron convertirlas en modelos. Ayer fueron rescatadas por personal del Frente Policial Vraem en La Convención, Cusco. Una mujer fue detenida.


07.06.2018 por La Republica

Las llamadas telefónicas y los correos electrónicos encendieron la alarma acerca de los métodos usados por las redes de trata con fines de explotación sexual, para captar a las chicas a través de Internet. Ayer, dos jovencitas de 16 y 17 años que habían desaparecido, fueron rescatadas por agentes del Frente Policial Vraem, cuando eran trasladadas, bajo engaños, a un establecimiento comercial para prostituirlas.

Personal de la comisaría de Kiteni intervino el bus Z2O-774, de la empresa El Cazador, y encontró a Jovita Llamoca Lucas (46), acompañada de las menores Mavela Q.Ch. (16) y Ruth Yuliza Q.S. (17). Ninguna de estas últimas tenían documentos de identidad.

Sin embargo, las autoridades comprobaron que mantenían denuncias por fuga en la comisaría de Izuchaca (Cusco) y en el departamento de investigación y búsqueda de personas.

Asimismo se demostró que eran trasladadas al sector de Tintiniquiato, Ivochote, distrito de Echarate, provincia de La Convención, Cusco. “Les dijeron que serían modelos”, dijo el jefe del Frente Policial Vraem, general PNP Alexis Bahamonde.

Los investigadores explicaron que, aunque ellas no se den cuenta, alguien siempre las mira con lujuria, estudia minuciosamente sus movimientos y las acecha sin escrúpulos. Dejando de lado cualquier atisbo de humanidad, cada detalle es analizado para definir cuál va a ser la mejor estrategia para 'cazar esa presa'.

Sus atributos físicos, su entorno, su situación socioeconómica, sus necesidades, su personalidad … Todo esto sucede sin que ellas sean conscientes de que cualquier mujer entre los 12 y 17 es una posible víctima de trata en nuestro país.

Es cierto que para que una chica sea reclutada por las mafias de la explotación sexual tiene que haber un cliente –o varios– detrás. Para eso, nada mejor que los testimonios de las víctimas en primera persona para intentar entender cómo es vivir este horror en carne propia. “Me dijeron que me harían famosa, que trabajaría como modelo en un centro comercial y me fugué de mi casa”, dijo Mavela. Hoy, por fortuna, ya está en su hogar, con su familia, la que no debió abandonar.
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